11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 8 de marzo de 2007

"El mañana nunca muere" (1997).


-- "Tomorrow Never Dies". Inglaterra / Estados Unidos. Año 1997.
-- Dirección: Roger Spottiswoode.
-- Actuación: Pierce Brosnan, Jonathan Pryce, Michelle Yeoh, Teri Hatcher, Ricky Jay, Götz Otto, Joe Don Baker, Vincent Schiavelli, Judi Dench, Desmond Llewelyn, Samantha Bond.
-- Guión: Bruce Feirstein, basado en el personaje creado por Ian Fleming.
-- Banda Sonora: David Arnold.

-- "El mañana nunca muere" en IMDb.
-- "El mañana nunca muere" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Elliot Carver, el magnate mundial de las telecomunicaciones, el Murdoch/Turner del mundo Bond, tiene un juguetito nuevo. Con ese juguetito puede desviar buquecitos de guerra hacia el territorio de la República Popular China (que nunca fue república ni tampoco popular, pero en fin), sin que los buquecitos sepan que están siendo desviados vía manipular el GPS. El asunto causa tensiones internacionales entre Inglaterra y China, que podrían derivar incluso en una guerra nuclear de vasto alcance, pero como la jefaza M es más inteligente que los perros viejos, tiene todas las cartas en la mano: ha notado que el periódico "Mañana", del consorcio de Carver, lanzó la noticia algunas horas antes de que ésta ocurriera, y por tanto podría estar involucrado de alguna manera, y además, la esposa de Carver fue una ex-chica Bond (en ninguna película, pero según el guión fue otra de sus conquistas). Así es que envía a su mejor hombre, a Bond James Bond, para seducir a la chica y averiguar de esta manera la conexión entre Carver y el incidente. La investigación lleva a Bond a los brazos de la chica, a unos cuantos intentos de asesinato, a conocer a la primera chica Bond karateka de la historia, y finalmente a enfrentarse en un épico (¿?) duelo final contra Elliot Carver, el villano Bond más gritón desde que se inventó la margarina en caja.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

"Goldeneye", la anterior cinta Bond, no sólo había resucitado la franquicia Bond, sino que además la había dejado con la vara alta. Superarla era en ese sentido todo un desafío, en particular porque ahora ya no se trataba de un proyecto semiartístico de su productor Albert Broccoli, quien en el intervalo entre "Goldeneye" y "El mañana nunca muere" finalmente falleció, y por ende la supervivencia de la saga Bond se trataba ahora pura y descaradamente de un asunto de dinero (siempre lo fue, pero ahora era SÓLO por dinero). Además, cambios en el control accionario de las productoras introdujeron más presión por dinero. Para colmo, el buen Martin Campbell que tan buenos resultados había conseguido con "Goldeneye", no quiso dirigir otra Bond por el momento, y hubo que contratar a ese individuo, el indeletreable... Y es que la carrera de Spottiswoode es cualquier cosa, menos una seguidilla de éxitos glamorosos (ha perpetrado entre otras: "Air America", "¡Para o mamá dispara!", y "El sexto día"). Como consecuencia, el guión se reescribió la punta de veces, Anthony Hopkins se aburrió y dejó a la producción botada (¡él iba a ser el villano, nada menos!), y en general las cosas salieron todo lo desastrosas que podían. O no tanto. Al menos la película recuperó todo lo invertido, que no fue poco (fue la peli Bond más cara hasta esa fecha, y por una distancia bastante grosera), y además dejó un apreciable margen de ganancias, pero a juzgar por los ínfimos resultados de la misma, cabe preguntarse si ese margen no fue producto de la gente que quería ver otra "Goldeneye", y que debe haberse sentido más que comprensiblemente estafada.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Debe ser la peli Bond más suntuosa de todas. Al menos, la cifra cochinamente alta de dinero invertida (o derrochada) en ella luce de manera apreciable en decorados, escenografías, escenas de acción, etcétera. Es lo que tiene trabajar con estrellas de segunda fila en vez de con Tom Cruise: puedes invertir el dinero en cosas y chismes útiles para la peli, en vez de engrosar la billetera y llenar la piscina del egótico de turno.

-- El guión es, digámoslo desde ya, una p*** m*****. El plan de ser el tertius pars entre dos superpotencias para provocar una guerra nuclear había sido visto ya en otras varias pelis Bond ("Sólo se vive dos veces", "La espía que me amó"). Y arreglarlo todo con la coincidencia de que la esposa de Carver estuviera antes en los brazos de Bond es incluso hasta insultante. Digámoslo desde ya, las peripecias de Bond en esta peli no tienen gancho: va de un lado a otro, pero en ningún momento pasa nada que no hayamos visto en otras pelis antes. Hubo quien alucinó con el concepto de que el villano era un magnate de las telecomunicaciones, lo que es un punto a favor, claro está, pero el concepto está tan mal explotado, que no vale la pena pronunciarse sobre él. Los personajes, a la vez, son todo lo insulsos que pueden. Teri Hatcher no da la talla como chica Bond, y además como chica Bond "especial"; Jonathan Pryce compone su rol de villano a punta de chillar como un enajenado de la peor tradición de las seriales dominicales de los '40s (¡oye, ya nadie se acuerda de Ming el Despiadado, y por una muy buena razón!); el matón del villano es un nazito sacado de la peor tradición Bond de los '80s con un toque "Duro de matar"; y en cuanto a Michelle Yeoh, la hemos visto más sexy en otras pelis. Como siempre, Jedi Dench... ¡perdón! Judi Dench se come al resto del elenco con la suela de los zapatos incluidas, en particular cuando defiende a su hombre (le preguntan a M qué demonios está haciendo Bond, y ella escupe un seco: "¡Su trabajo!").

-- David Arnold. Los productores tuvieron el buen ojo de expulsar patadas en el trasero mediante al buen Eric Serra, que ha compuesto algunas bandas sonoras estupendas, pero que en "Goldeneye" demostró no estar hecho de la madera necesaria para una Bond, y contrataron a David Arnold. Sus buenos oficios en mezclar electrónica con orquestación tradicional le hicieron el continuador lógico del gran John Barry, y se quedó por todas las restantes de Brosnan, y además le dio para "Casino Real". Démosle también mención a Sheryl Crow, cuyo tema Bond "Tomorrow never dies", sin ser el colmo de la inspiración artística, ha sido denostado injustamente y en exceso.

-- Esta peli sigue profundizando el lado más humano de Bond. Ya en "Goldeneye" habíamos visto a la chica Bond buena darle una serie de rapapolvos verbales por machista, y aquí vemos a Bond enfrentado al "día después", al "yo te llamo" y no llamar nunca, etcétera. Lo hace con la sutileza propia de Jack el Destripador, pero lo intenta al menos. Por cierto, Pierce Brosnan una vez más demuestra que, en medio del caos generalizado, él era el idóneo para ser el Bond de los '90s.
- El impecable diálogo entre Bond y un torturador contratado ex profeso por el villano. El torturador, como una manera de obtener clemencia, dice sin despeinarse "Por favor, sólo estoy haciendo mi trabajo", a lo que Bond replica lo obvio: "Yo también". Así escrito suena vulgar, pero en escena es impagable.

IDEAL PARA: Ver la Bond más anémica de todas las Bond de Brosnan.

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