11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 27 de enero de 2008

"Buscando a Nemo" (2003).


-- “Finding Nemo”. Estados Unidos. Año 2003.
-- Dirección: Andrew Stanton, codirigida por Lee Unkrich.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Albert Brooks, Ellen DeGeneres, Alexander Gould, Willem Dafoe, Brad Garrett, Allison Janney, Austin Pendleton, Stephen Root, Vicki Lewis, Joe Ranft, Geoffrey Rush, Andrew Stanton, Elizabeth Perkins, Nicholas Bird, Bob Peterson.
-- Guión: Andrew Stanton, Bob Peterson y David Reynolds, sobre una historia del primero.
-- Banda Sonora: Thomas Newman.

-- "Buscando a Nemo" en IMDb.
-- "Buscando a Nemo" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

La Gran Barrera de Coral. Hermoso e impresionante hogar para una joven pareja de peces payasos, quienes están incubando unas poquitas decenas de cientos de miles de huevecillos. O no. Porque aparece un depredador grande y feroz, y la joven hembra pez payaso se lanza a la defensa de los mismos. El padre, llamado Marlin, trata por todos los medios de impedir lo inevitable, pero sólo consigue recibir un golpazo de catego, que lo envía directo a la lona. Cuando despierta, su señora ha desaparecido, muy probablemente engullida, así como la abismante mayoría de los alevines (formalmente ahora denominables como “caviar”, ñomi ñomi). Marlin cría a su único vastago con todo el espíritu sobreprotector que puede, a lo que éste, con la lógica innata de todos aquellos rebeldes que no saben que El Gobierno Te Vigila Y Es Por Tu Bien, decide tratar de mandarse solo. Así es que el unigénito, llamado Nemo, y que para hacerlo más penoso tiene una aletita echada a perder, es enviado a la escuela. La sobreprotección de Marlin origina entonces la catástrofe, porque empuja al rebelde y testarudo Nemo… (¿es que Nemo nunca ha visto películas Disney, que le enseñen que los adultos siempre tienen razón?) …hacia un bote en cuyas cercanías anda un buzo, el cual… ¡bups! …captura a nuestro pequeño héroe. Marlin inicia entonces una feroz persecusión que lo llevará a encontrarse con una pececilla nada más mona, pero que sufre de parones en la memoria de corto plazo, en una desenfrenada carrera que lo llevará a través del Océano Pacífico hasta rescatar a su vastaguito el de la aleta recortada. Y más vale que se apure. El jovenzuelo ha terminado en el acuario de un dentista, y ahora es la víctima propicitaria para la Elmira en potencia que es la hijilla del dentista, una psicótica frenilluda aplastapeces que…

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Desde 1995 que los estudios Pixar se venían haciendo la permanente con las enormes cantidades de dólares que sus películas, desde “Toy Story” en adelante, estaban produciendo: “Bichos”, “Toy Story 2”, “Monsters Inc.”… De manera que cada peli tenía que ser más y mejor (después vendrían “Los Increíbles”). Parte de la receta del éxito para Pixar es un concepto tan simple, como rechazar la idea común de que una película para niños debe ser tonta y aburrida, o tener sólo humor de caída y porrazo. También estaba por delante la experimentación en materia de gráfica computacional. Todas estas nociones se combinan en “Buscando a Nemo”, una película que, por cierto, sin ser ciento por ciento brillante, se las arregla bastante bien para salir adelante.

¿POR QUÉ VERLA?

-- El guión. Se diga lo que se diga, la premisa de fondo (pez que debe ser rescatado FUERA del mar) era un casi imposible, pero los guionistas se las arreglan para explotar el concepto al máximo, tanto en lo que se refiere a los intentos de escape de Nemo, como a la gran aventura oceánica que emprende Marlin. La secuencia inicial, en la cual perece la madre de Nemo junto con todos sus hermanos nonatos, debe ser una de las más tenebrosas que el cine de animación nos ha regalado en la década, un mentís rotundo para quienes sostienen que las pelis infantiles sólo deberían mostrar the bright side of life (y por ende, los niñitos deberían criarse en incubadoras emocionales para que no vean lo feo que es crecer). El desarrollo empieza a remolonear cuando salen una serie de personajes que, a ver cómo lo decimos… ¡es que se esfuerzan demasiado! Sacar comicidad de un puñado de Tiburones Anónimos o de una pececilla con desperfectos en el cerebro, se diga lo que se diga, es un recurso demasiado fácil; eso, por no hablar del despreciable chantaje emocional que es mostrar a Nemo como un pez con una aletita más corta que la otra (“huuuuuuyyyyyyy, míiiiiiiralo, tiene una aletita más corta que la ooooooooootraaaaaaa”)... Es a mitad de película cuando, a golpe de secuencias desopilantes como los pececillos haciendo mosaico, o la delirante fuga final, el cuadro general empieza a cobrar bríos. Con gusto hubiéramos prescindido de la mayor parte de la primera mitad, y nos hubiéramos quedado con lo realmente substancioso, la segunda.

-- Como decíamos, esta película no le teme a lo dark. El conflicto básico gira en torno a los dolores del crecimiento. Nemo intenta por todos los medios crecer y hacerse adulto para escapar de la asfixiante sobreprotección paterna, pero al mismo tiempo es el padre quien tiene un montón de cosas que aprender sobre el mundo, la vida y todo lo demás. Y para mostrar eso, no se escatiman escenas fuertes o dolorosas. No es que la película entera sea un dramón, y de hecho la mayor parte tiene un tono ligero, pero eso no deja en el olvido que estamos viendo fundamentalmente una historia muy dura sobre crecer y madurar, y hacerse responsable por las opciones vitales, y también dejar que los demás se hagan responsables por las suyas. El mundo está plagado de Marlines que se creen la fuente de seguridad para los demás; este pez payaso hondamente preocupado por su hijo al menos se toma la molestia de crecer y aprender por el camino, pero muchos otros llegan a fuertes puestos de responsabilidad y autoridad, y lo toman con ánimo de “¡es que a ustedes no se les puede dejar solos!”. Y también está plagado de Nemos que a diferencia de este pececillo, nunca aprenden, van de rebeldes toda la vida, y terminan como terminan. En ese sentido, la película cumple con el delicado balance entre la oscuridad y el optimismo, y lo hace con creces.

-- El nivel de la gráfica es simplemente espectacular. Debe ser la primera vez en una película de animación, que el mar realmente PARECE mar.

-- Momentos estupendos: La secuencia original, la corriente de las tortugas, el campo de medusas, el rescate final.

IDEAL PARA: Ver una infantil que, por una vez, tiene contenido.

No hay comentarios.:

Seguidores