11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 5 de noviembre de 2006

"Vive y deja morir" (1973).


--"Live and let die". Inglaterra / Estados Unidos.
-- Dirección: Guy Hamilton.
-- Actuación: Roger Moore, Yaphet Kotto, Jane Seymour, Clifton James, Julius Harris, Geoffrey Holder, David Hedison, Gloria Hendry, Bernard Lee, Lois Maxwell.
-- Guión: Tom Mankiewicz, basado en la novela de Ian Fleming.
-- Banda Sonora: George Martin.

-- "Vive y deja morir" en IMDb.
-- "Vive y deja morir" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Asamblea de las Naciones Unidas. Uno de los simpáticos inoperantes está dando un discurso, cuando de pronto su colega británico fallece repentinamente. Un espía con terno a lo Bond anda dando vueltas en Nueva Orléans, pero es rápidamente asesinado (¿acaso murió Bond?). Otro fulano prisionero en una isla sufre una horrible muerte vudú a manos de una serpiente venenosa (¿ahora sí que era Bond?). ¡Pues no! Bond estaba en realidad cómodamente instalado en su departamento, "prensando el vino" de una agente italiana. Le envían a investigar la conexión Nueva Orléans, para lo cual recibe ayuda del siempre bien dispuesto Félix Leiter, a quien conociera en "El satánico Dr. No". Parece que tras los crímenes está un individuo llamado Mr. Big, un hampón negro de las altas esferas del crimen organizado que anda en tratos sucios con Kananga, el dictador de una islita caribeña llamada Saint Monique, en donde se practica la santería y el vudú. Bond viaja a la isla de Kananga, logrando con ello una valiosa baza: consigue capturar a la joven Solitaire, una virgen que Kananga usa para predecir el futuro en las cartas (en realidad, ella cede a los requerimientos de él, y digámoslo con todas sus letras, gracias a una descarada trampa del británico). Ahora Kananga está furioso. Muy furioso. Y Bond la pagará. Aunque eso signifique hacer entrar en acción a los hambrientos yacarés de Mr. Big.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Después de "Los diamantes son eternos", los productores tenían que ajustarse a los nuevos tiempos. Sean Connery había prometido no hacer otra Bond de nuevo, pero entretanto había quedado libre una opción aceptable para los productores: un tal Roger Moore no había podido rodar "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" por haber estado en la serie de televisión "El Santo", pero ahora estaba listo para la acción. Por otra parte, el mundo estaba ahora en la plenitud de los '70s, y el público ya no estaba interesado en los mesiánicos planes de supervillanos pulpescos para atrapar al mundo, sino en la contingencia: el black power, el blacksplotation, el auge del narcotráfico, etcétera, y también por supuesto en la espiritualidad "de los pueblos primitivos" de la emergente New Age, todas cosas que son bien visibles en "Vive y deja morir". Así es que los productores aprovecharon en esta cinta de "relanzar" al personaje Bond, enfrentándolo a problemas más cotidianos, presentando a Roger Moore como nuevo James Bond, y buscando una banda sonora más rockera dándole la canción de créditos a Paul McCartney y Wings (mejor conocida por el cover que después hizo Guns 'n' Roses), pero al mismo tiempo asegurándose de mantener una cierta continuidad, contratando como director a Guy Hamilton por tercera vez después de "Goldfinger" y la entrega inmediatamente anterior ("Los diamantes son eternos"), y trayendo de regreso al secundario Félix Leiter, además de insertar un personaje Quarrel Jr., hijo del Quarrel secundario de "El satánico Dr. No", la primera cinta Bond (por cierto, Quarrel Jr. cuenta como uno de los peores inventos en todas las historias Bond). Y también rememorando una escena Bond clásica, cual es la lucha en el tren que sufre 007 en "Desde Rusia con amor".

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿James Bond enfrentándose al black power? Sí, sí sucedió... La idea no deja de ser insólita, tratándose de una cinta Bond. Vale que ni Kananga ni Mr. Big son realmente villanos de la misma altura que otras cintas Bond, pero su plan es simple, lógico, y mucho más realista que otros villanos, de manera que ganan enteros por eso. De hecho, Mr. Big se permite callar a Bond cuando va a pronunciar su clásico "my name is Bond, James Bond", interrumpiéndole y escupiéndole un seco "los nombres son para las lápidas, nene". Por ese puro diálogo, Mr. Big pasa como big champion.

-- Jane Seymour. Es la primera aparición fílmica de una chica mejor conocida por cintas como "Simbad y el ojo del tigre", o su personaje televisivo de la Doctora Queen, "la mujer que cura", y digámoslo grande y fuerte, la Seymour y su personaje de Solitaire es probablemente una de las mejores chicas Bond de todos los tiempos, tanto por sex-appeal como por su personalidad carismática. Para ser más claros, no es una modelo metida a chica Bond, sino una actriz de tomo y lomo que crea una mujer de un carácter bastante especial.

-- La chica Bond negra, por su parte, es una de las más penosas que ha dado la saga. Pero por eso mismo, tiene un encanto especial. Dura lo justo y preciso para que apreciemos sus curvas (no muy abundantes) y nos sorprendamos con la memez del personaje, y después desaparece antes de poder darnos mal sabor de boca. Como una cita de una noche con una chica sexy y descocada que no sirve después de las nueve de la mañana. ¿Qué más se puede pedir?

-- Bond enfrentado a la santería y el vudú es también otra anomalía en la serie, considerando que todos sus enemigos son "del lado de acá" de la tumba. Hay algún guiño que hace pensar que lo sobrenatural tiene verdadera carta de presencia en esta historia, y eso rompe todo molde Bond (o no: para todas las fantasmadas que se ha mandado en su veintena de filmes, su ángel guardián debe trabajar horas extras).

-- No diremos "secuencias de acción". La secuencia de la persecusión con lanchas en el río debió quedar espectacular por allá en 1973, pero después de haber visto "Los magníficos", "McGyver" y muchas otras seriales de los '80s haciendo lo mismo, y muy en particular "Miami Vice", el asunto se ha añejado lo suyo. Para peor, la secuencia es larguísima, y por tanto, increíblemente lenta para los cánones actuales. Hay policiales del '40 que son más ágiles.

IDEAL PARA: Ver a James Bond poniendo los pies en el mundo "de a de veritas".

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