11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 21 de junio de 2007

"Herencia de sangre" (2002)


"City by the sea". Dirigida por Michael Caton-Jones. Protagonizada por Robert de Niro, Frances McDormand, James Franco, Elisha Dushku, William Forsythe, Patti LuPone, Anson Mount, John Doman, Brian Tarantina, Drena de Niro, Michael P. Moran, Nestor Serrano, Matthew Cowles, Linda Emond, Cyrus Farmer, George Dzunza. Estados Unidos. Año 2002.

¿De qué se trata?
En un triste barucho de playa, aparece un jovencísimo con ganas de vender una guitarra para obtener un poco de pasta con la que comprar de la buena. Se ve enredado así en una pelea por drogas, que acaba cuando el contrincante recibe una puñalada y se queda tomando alegremente el sol para siempre. La investigación recae en un policía que, ¡ups!, a medida que avanzan los interrogatorios, resulta ser padre del principal sospechoso, o sea, el niñato yonki. Y a este policía empieza a desmoronársele el mundo, porque hay que ver lo sufrido que es: su padre murió ejecutado por un crimen que no cometió (o al menos, cometió de manera involuntaria, o eso dice él), su esposa lo dejó y le quitó la custodia del niño, tiene una relación sentimental que amenaza cada cinco minutos en irse por el caño debido a sus propias mañas de hombre viejo... Y ahora ESTO. O sea, para agarrar a correazos al nene para que aprenda de una vez.

El espíritu de los tiempos.
En 1956, hubo un secuestro de niños en el cual el bebito resultó muerto. Años después, los descendientes del secuestrador se vieron metidos en una traca adicional de asesinato e investigación policial. Esto fue suficiente para echar a andar la creatividad de un guionista que tomó la historia real y la adaptó tan bien adaptada, que de real quedaron los nombres de los personajes y poco más. La dirección cayó en Michael Caton-Jones, y en buena hora para éste, porque es una de sus mejores películas (aunque eso no es un gran mérito si en tu currículum figuran créditos como director de "Doctor Hollywood", "El chacal" o "Bajos instintos 2").

¿Por qué verla?
- El guión. Como en las de Columbo, aquí sabemos desde la primera escena todo lo que pasó, y el misterio policial queda entonces al margen, en beneficio de los personajes. De este modo, la investigación policíaca viene como complemento de éstos. O sea, no veremos los clásicos recursos hollywoodenses de la vuelta de tuerca, del sospechoso que no era, de la pelea final con explosión, del villano más indestructible que la muerte, etcétera. O sí (no podía ser perfecta, tampoco), porque está el tópico del policía que obtiene la prueba absolutoria y al que nadie quiere oir. U otro tópico más: el poli muerto a mitad de trama, y cuya muerte se la cargan al pobrecito inocente. Pero es que algo tenía que tener, para ser made in Hollywood, ¿no?
- Las actuaciones. Robert de Niro entrega una buena actuación, no tan memorable como otras de antaño, pero sí harto mejor que los manierismos y tics de los últimos años, en que se ha dejado estar vergonzosamente desde un punto de vista actoral. Frances McDormand es su digno contrapunto. James Franco, quien es mejor conocido como el amiguete nene-rico conflictuado de Peter Parker en "Spiderman" y secuelas, entrega un estupendo rol como el crío caprichoso, yonki y nadie-me-quiere-todos-me-odian protagonista. Elisha Dushku hace su rol de siempre, o sea, chica dura/linda, pero encaja bien en la trama, así es que no desentona, además que le da más matices a su personaje que Fe la Cazavampiros.

IDEAL PARA: Ver un drama policial con algo de músculo (a pesar de venir dirigida por Michael Caton-Jones).

domingo, 17 de junio de 2007

"El cocodrilo" (1999).


-- "Lake Placid". Estados Unidos. Año 1999.
-- Dirección: Steve Miner.
-- Actuación: Bill Pullman, Bridget Fonda, Oliver Platt, Brendan Gleeson, Betty White, David Lewis, Tim Dixon, Natassia Malthe, Mariska Hargitay.
-- Guión: David E. Kelly.
-- Banda Sonora: John Ottman.

-- "El cocodrilo" en IMDb.
-- "El cocodrilo" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En un angelical lago perdido en los parajes de Maine, ocurre un desagradable accidente: un buzo pasa a ser la merienda de un cocodrilo. O eso se supone. Se reune entonces el inevitable equipo de búsqueda y rescate/aniquilación (lo que venga primero). En el equipo está el inevitable chulo, la científica con problemas (es alérgica a todo, odia los campamentos, y en realidad la enviaron allí para deshacerse de ella en el museo donde trabajaba), y el inevitable supercientífico que hace de la bestia de turno su objeto de deseo (cocodrilo, en este caso). Los acompaña un sheriff malas pulgas, como manda el lugar común. Y bien, se la pasan investigando en los alrededores del lago, preguntándose cómo demonios un cocodrilo puede llegar hasta ahí, qué tan zafada de la cabeza puede estar una vejestoria que es la única residente en los alrededores, y otras menudencias varias. ¡Ah, se me olvidaba! Además de eso, se enfrentan con un cocodrilo.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Estaban terminando los '90s, la década de la desmitificación por antonomasia. Había una sensación de que todo era mezcla de todo, que el postmodernismo se había agujereado a sí mismo, y de que no había nada nuevo por inventar. En medio de este ambiente un tal David E. Kelley, famoso por ser el cerebro detrás de series televisivas paridas de madre como "Doogie Howser médico", "Chicago Hope", "Ally McBeal", "Los practicantes", "Boston Public" y "Justicia ciega", escribió un guión que iba a abordar el viejo tema de la bestia terrorífica comehombres, pero en clave de parodia. La idea era notablemente buena, y los resultados no son malos... si te gusta la comedia a la Kelley.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una de David E. Kelley. O sea, lo menos importante de la historia es el problema (el cocodrilo, en este caso). La mayor parte de la película, aunque los protas hablan y rehablan del croco, lo cierto es que éste aparece lo mínimo, casi como para decir que no se olviden de él. Una apuesta interesante, aunque un tanto fallida, considerando que los personajes no son ni de lejos tan bizarros como en "Ally McBeal" u otras series (de hecho, la única con relativo interés es la científica que está ahí por cualquier razón, menos por alguna que tenga que ver con la ciencia... y la próxima vez ten ojo si te acuestas con tu jefe).

-- El humor (¿humor?) cerebral. A ver, tratemos de explicar: no hay chistes ni gags. El tipo de humor es más fino, más sarcástico, y deviene de plantear de manera duramente seria una situación que, bien mirada, no tiene ni pies ni cabeza. Puro humor metalingüístico. O sea, una película intelectual y cerebral. Y por lo mismo, podrían decir varios, aburrida. Pero habrá quien le guste esto, definitivamente. Además, la veterana que vive a orillas del lago no tiene desperdicio.

-- Bridget Fonda. Allí donde aparece, el sol se ilumina (bueno, quizás no en "La asesina"), y aquí no es la excepción. Su rol de científica mal colocada es lo mejor del filme. Bill Pullman se cachondea lo suyo de sus papeles heroicos estilo "soy el Presi de Estados Unidos y mañana 4 de Julio es el Día de la Independencia". Oliver Platt está detestable en un papel supuestamente ridículo, y que en efecto ES ridículo. Y mención honrosa para Betty White, una de las adorables (eso fue sarcasmo) ancianistas de la serie de TV "Los años dorados", quien como el resto de ellas, jamás pudo capitalizar el éxito, y eso que prisa tenía, porque entre todas bien suman su medio milenio de edad...

IDEAL PARA: Amantes de la reflexión postmoderna aplicada al cine de género.

jueves, 14 de junio de 2007

"Los Piratas del Caribe: En el fin del mundo" (2007).


-- "Pirates of the Caribbean: At World's End". Estados Unidos. Año 2007.
-- Dirección: Gore Verbinski.
-- Actuación: Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley, Geoffrey Rush, Chow Yun-Fat, Jack Davenport, Bill Nighy, Jonathan Pryce, Lee Arenberg, Mackenzie Crook, Kevin McNally, Stellan Skarsgård, Tom Hollander, Naomie Harris, Martin Klebba.
-- Guión: Ted Elliott y Terry Rossio, basados en los personajes creados por éstos y por Stuart Beattie y Jay Wolpert.
-- Banda Sonora: Hans Zimmer.

-- "Los Piratas del Caribe: En el fin del mundo" en IMDb.
-- "Los Piratas del Caribe: En el fin del mundo" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En el Caribe, ese peculiar árbol llamado "horca" ha empezado a florecer y mostrar sus mejores frutos, unos llamados "piratas", al tiempo que un casaca británica empieza a leer el equivalente de una Patriot Act del mundo caribeño, suspendiendo toda clase de libertades, incluyendo asociación, hábeas corpus, defensa por abogado, etcétera. Lo dicho, puro George W. Bush. ¿Y todo en beneficio de quien? De los mismos de siempre, que en esta época se llama Compañía de las Indias. Pero los prisioneros, al mejor estilo de las pelis de cristianos y paganos, empiezan a cantar. Así es que van y le informan al Gobernador: ¡están cantando! En la escena siguiente, la misma canción es cantada por la sabrosa Elizabeth Swann, paseándose por los canales de un inmundo barrio oriental. Ella y un grupillo de valientes llegan hasta la corte de un señor pirata de los mares orientales. Lo que se suponía iba a ser una negociación en toda regla, se transforma pronto en una batalla campal, porque los british andan también tras los piratas, tras cualquier pirata, y los orientales deben unir fuerzas con el Escuadrón Pirata del Caribe para enfrentar la amenaza. De esta manera, nuestros heroicos protas consiguen un barquito chino con el cual malamente navegan hasta lo más ártico de lo ártico en el mundo, internándose después en una tierra de nadie, en dominios en los cuales las leyes físicas tal y como las conocemos cesan por completo y cuyos misterios te llevarán a la locu-u-u-u-u-u-u-uraaaaaa... Son los dominios de Davy Jones, el malvado capitán del Holandés Errante, quien ahora ya no es el malo maloso supremo porque lucha bajo las banderas de la Compañía (bajo extorsión, por supuesto, pero aún así). Comienza así la épica batalla de los piratas contra la Compañía, porque verán, esto no es sólo por rescatar al viejo y entrañable y revientaboleterías Capitán Jack Sparrow, sino también por desatar la furia de una nueva entidad, la diosa Calipso, y en definitiva de unir a todos los antiglobalización de la tibia y la calavera para aniquilar al poderoso monopolio, al Microsoft del siglo XVII (¿o XVIII?), la Compañía. Tomen asientos y hagan sus apuestas (12947 contra 1 a favor de los piratas).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Con el inesperado exitazo de "Los Piratas del Caribe", dirigida por un Gore Verbinski que se había hecho un nombre con "El aro", el género de piratas regresó al cine con gloria y majestad, después de que parecía hundido junto con el barquito del "Capitán Blood" (o más bien, con el infame "¡Piratas!" de Roman Polanski). De ahí que hubiera una urgente y diarreica necesidad económica por pergueñar una secuela, y asi pagar la piscina, la segunda casa y el segundo auto (y el segundo celular). Y aprovechando, por aquello de haberse puesto de modas las trilogías después de "El Señor de los Anillos" y "Episodio I: La baba fantasma", pues, había que filmar las dos de inmediato (no fuera a ser cosa de que los actores decidieran renegociar su caché para la tercera, faltaba más). Y así como nos ofrecieron "Matrix recargado" y "Matrix revolutions" en tándem de un año a otro, a pesar de ser grabadas juntas, aquí hicieron lo mismo (aunque aún no hubiera guión listo para la tercera, dicen las malas lenguas). Ya habían estrenado "Los Piratas del Caribe: El cofre de la muerte" el año 2006, y ahora es el turno de la continuación. Una continuación que debía ser conclusión, para cerrar una trilogía. Pero que no fuera conclusión con fanatismo, por si nos seguimos forrando los bolsillos con dinero, lo suficiente como para una cuarta (¡uy una quinta, vaya uno a saber!). Además, tenían la formidable carga de cerrar todas las cuestiones que habían quedado pendientes de la segunda, y que sumaban más o menos todas las líneas abiertas en ésa, proque la verdad es que ese final no finalizó absolutamente nada. He aquí el resultado.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Bueh, si quieren saber qué pasó con Jack Sparrow, cómo vuelve a la vida (¡ups! Spoileríe la segunda!), qué pasó con el malvadísimo Davy Jones, y si la greedy Compañía se impondrá sobre los rebeldes piratas, entonces deben verla. Y tomen nota de que escribí "deben verla", no "deben verla en el cine", lo que abre la posibilidad por supuesto para el DVD, el BitTorrent, etcétera.

-- Del resto, ¿qué decir? La película es llevadera, indiscutiblemente. A veces, sus tres horas y cacho son un poco fatigosas, en particular proque estos tipos, no contentos con la ingente labor de cerrar con dignidad todas las tramas pendientes de la anterior, "Piratas del Caribe: El cofre de la muerte", (líos entre el héroe guapo y la chica linda, la muerte de Jack Sparrow, el villano suelto, la presión de la Compañía, etcétera), le meten además una trama adicional, la de los nueve reales que juntos liberarán a la diosa Calipso, lo que por supuesto es un pretexto para mostrar a todos los piratas del mundo en un espectáculo bigger than life. Y es en este vasto, vasto, vastísimo giro argumental que la película empieza lentamente a naufragar, porque hay tantos personajes en el candelero, que la tríada protagónica original (el chico bueno, el sinvergüenza carismático y la chica linda) se diluyen en medio de una marejada de nuevos personajes, cada uno de los cuales tiene sus propios fines e intereses, y por lo tanto la nube de intrigas y tratos entre ellos llega a ser mareadora (¿y por qué no decirlo?, es fácil terminar perdiendo el interés después de la enésima puñalada por la espalda). Si a esa sobrecarga se le suma el peso de una trama adicional, el caos está servido. Para colmo, en su prisa por salirse de los problemas de cualquier manera, cometen el pecado de cargarse de una manera tontísima y fuera de cámara nada menos que al Kraken, el monstruo que había dado tanta fitarra durante la anterior, y una poderosa razón por la cual media parroquia se convocó a rezar el credo de Sparrow. Y por supuesto que no hay tiempo para secuencias de pura genialidad, como la delirante fuga de la isla de los caníbales que habíamos visto en la peli anterior.

-- La travesía por el inframundo, para rescatar a Jack Sparrow, cuenta como lo mejor de la peli. Es, con toda seguridad, uno de los mejores periplos por el infierno que hemos visto en los últimos años. El castigo (¿castigo?) de Jack Sparrow en esa zona de tormentos es de lo más estrambótico, y por qué no decirlo, es una manera descarada de mostrar todo lo que se pueda a Johnny Depp (ya que vende, Sparrow a las masas hasta que revienten). Toda esa secuencia tiene mucho gancho, posee mucha fuerza onírica, y cuenta como lo mejor de la peli.

-- Los actores están... hmmm... Johnny Depp sigue sobreactuando descaradamente como Jack Sparrow, y a ratos llega a ser cansador; como que la historia está cada vez más su medida, y se diga lo que se diga, Jack Sparrow no es Han Solo. Orlando Bloom sigue de cara bonita como un Errol Flynn de rebajas, igual de mijo pero sin tanto talento en la esgrima (¡caray! ¿es que este chico nunca aprenderá a actuar?). Keira Knightley luce bien, pero algo falta en ella que no termina de convencer como en las otras pelis (cuando hizo la primera iba de garbancera, y ahora como superestrella debe estar más que un tanto aburrida). Geoffrey Rush se lanza a mar revuelto para ganar de pescador y se cena con patatas a la mayor parte del elenco. Otros buenos actores están por completo desperdiciados (especialmente lastimoso es el caso de Stellan Skarsgard como el padre de Will Turner). Incluso Bill Nighy como Davy Jones, que en la segunda era fiero e imponente, al estar reducido casi a la impotencia por la Compañía en la tercera pierde casi todo su lustre (lo habíamos visto recientemente como el marido de la cachonda Cate Blanchett en "Escándalo").

-- Decíamos en su minuto que "La maldición del Perla Negra" era como "La guerra de las galaxias", "El cofre de la muerte" era como "El Imperio contraataca", y ahora podemos sostener en parte la tesis de que "En el fin del mundo" es "El regreso del Jedi", con visita a Jabba the Hutt incluida, en la figura de un pirata chino que (como Jabba) muere a mitad de peli (¡ups!, otro spoiler); todo eso en versión siglo XVII. Sin embargo, aquí hay una divergencia fundamental. Mientras que en "El regreso del Jedi" tuvieron la decencia de cerrar todas la tramas argumentales y dejar todo bien amarradito, aquí nos encontramos con un continuará de lo más grosero. Si pensaban que el final de "Batman inicia", con el Comisario Gordon mandando a Batman a luchar contra el Guasón, era una invitación obvia para la secuela, deberían ver acá. Todos los personajes importantes fueron dejados "en ruta", pero convenientemente separados, así es que si no quieren firmar para una cuarta parte, pueden desembarazarse de ellos sin dificultad... pero si firman, por descontado que tienen como incluirlos en esta parte de lo más natural. Al menos en "X-Men III" tuvieron la decencia de poner la invitación para una secuela, DESPUÉS de la secuencia de créditos... (bueh, sí, ¡ojo!, aquí también hay secuencia de postcréditos, así es que no se vayan del cine o no paren la reproducción del DVD si empiezan a pasar el larguísimo listado de especialistas en FXs).

IDEAL PARA: Curiosos que quieran averiguar cómo termina ese asunto de los piratas (y fanáticos que deseen empezar la vigilia para la cuarta parte).

domingo, 10 de junio de 2007

"Aguilas de acero" (1986).


-- "Iron Eagle". Estados Unidos. Año 1986.
-- Dirección: Sidney J. Furie.
-- Actuación: Louis Gossett Jr., Jason Gedrick, Tim Thomerson, Larry B. Scott, Caroline Lagerfelt, Jerry Levine, Robbie Rist.
-- Guión: Kevin Elders y Sidney J. Furie.
-- Banda Sonora: Basil Poledouris.

-- "Aguilas de acero" en IMDb.
-- "Aguilas de acero" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un vuelo de reconocimiento de los chicos de la USAF (United States Air Force) es derribado por un escuadrón de MIG-23. El Gobierno está conformado por un grupo de debiluchos que no se atreven a poner a los enemigos de la democracia en su lugar, pero para eso está el hijo de uno de los pilotos derribados. El joven es pendenciero y conflictivo, y se la pasa más tiempo en el simulador de vuelo (aprovechando sus contactos al interior de la base aérea) que en el cole, haciendo trabajo útil para la patria. Pero cuando sabe que a su padre lo van a matar, emprende una operación de rescate desesperada. Para eso, cuenta con el apoyo de un simpático coronel negrito, que decide arriesgar el cuello y su carrera militar porque, según él, respeta a su padre... Al coronelito negro, maldita sea si le importa algo la causa del chico, pero como éste demuestra ser un buen americano (es decir, odia a esos bastardos que se atreven a tocarle los cojones al Tío Sam), lo convence de ir. De manera que ambos se embarcan en sendos F-116 a meterle a los árabes un poco de decencia por la compuerta trasera, para que aprendan que con el glorioso mástil de la bandera americana no se juega, ya bastards...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En la Era Reagan florecieron las películas del fascismo americano, en géneros tan diversos como la acción ("Amanecer rojo") o la ciencia ficción ("El último guerrero espacial"). El patrón era siempre el mismo: América es la tierra dorada de las oportunidades, en donde vive la gente decente, y el resto del mundo, a freir monos, aunque se sintieran incómodos con las patudeces de los yankis, porque verán, si los americanos ganan, todos ganan, porque no hay mejor lugar en el mundo que América, y el que piensas distinto es porque es indecente, ¿nos comprendemos? "Aguilas de acero" sigue calcado este patrón. El american way of life justifica todo, desde violar la soberanía del espacio aéreo de un país enemigo hasta dictar embargos comerciales, y en un última instancia, robarse un bonito par de F-116 para matar civiles enemigos en represalia porque le han tocado el pelo a uno, apenas UNO, de nuestros boys. That's democracy! America... fuck yeah!!!

¿POR QUÉ VERLA?

-- A pesar de su contenido ideológicamente revulsivo, es de mérito reconocer que la película es entretenidíma de cabo a rabo. O sea, ya sabemos lo que nos llevan las películas nazis con un buen conteo de explosiones, balaceras y máquinas chulísimas, en donde los buenos y malos están claritos, sin tintas medias y sin complejidades argumentales. O sea, buenos a los que puedes adorar y malos a los que puedes odiar. Y los malos son realmente antiyankis, porque échenle un vistazo a todas las referencias, el enemigo es un país árabe con costa al Mediterráneo, en medio del desierto, y el mapa que muestran con el asunto de las 12-200 millas, pues bien sé, mis conocimientos de geografía están algo retrasados, pero es que ese paisito se parece mucho, pero mucho, a Libia (en ese tiempo gobernada por la sombra de Muammar Khaddafi, a quien por cierto Reagan ordenó bombardear ese mismo año 1986). Todo eso, condimentado con los tics propios del cine juvenil. O sea, un joven rebelde, pero que se da a entender que es rebelde no porque sí, sino porque es superior en su propio medio ambiente y se sofoca con la mala leche de sus rivales, música rockera glam-metal ochentera (¡tocan enterita "We're not gonna take it!" de los Twisted Sisters!), y hartas escenas con aviones de combate yankis, puestos de moda después de que se lucieran los F-14 Tomcat en la peli de Tom Cruise ("Top Gun"). Es probable que el señor Furie, que hasta ese momento no tenía ninguna perla en su currículum (lo más rescatable es "El ente"), y que tampoco volvió a tenerla, estuviera en sus días altos por aquel tiempo, o acaso la señora le daba sexo complaciente toda las noches. Como sea, se las arregló para parir este bebito entretenido, y eso se agradece (además de ser un testimonio histórico inapreciable del lo que significó la Era Reagan).

IDEAL PARA: Rememorar los tiempos en que ser patriota estadounidense no era una vergüenza, un demérito, o acaso un carcinoma del mundo libre.

viernes, 8 de junio de 2007

"El premio" (1963)


"The prize". Dirigida por Mark Robson. Protagonizada por Paul Newman, Elke Sommer, Edward G. Robinson, Diane Baker, Micheline Presle, Gérard Oury, Sergio Fantoni, Kevin McCarthy, Leo G. Carroll, Sacha Pitöeff, Jacqueline Beer, John Wengraf. Estados Unidos. Año 1963.

¿De qué se trata?
Un pobre individuo, que tiene el poco envidiable y bien remunerado puesto de organizador de la ceremonia de los Premios Nobel, está preocupado. Todos los años el asunto sale bien, hay palmaditas en la espalda y cóctel para emborrachar a un elefante, pero no consigue sacarse la preocupación porque... ¿y si algo sale mal? Pero... ¿qué podría salir mal? Veamos. Podría salir mal que el galardonado con el Premio Nobel de Literatura fuera un yanki malagestado demasiado joven para el promedio de edad de los premiados, y que creara un escándalo académico al confesar que su esperadísima nueva novela era un bluff, y mientras tanto se ha mantenido escribiendo para revistas pulp baratas y bajo seudónimo una serie de relatos indignos de un Nobel de Literatura. Podría salir mal igualmente que este tipo fuera ubicado por otro de los galardonados, el Nobel de Física, de manera que el escritor podría descubrir que algo raro pasó con el físico galardonado. Y podrían seguir saliendo mal las cosas, porque podría ser que esto se debiera a que los malvadísimos soviéticos han orquestado una gran conspiración internacional para secuestrar al Premio Nobel de Física en cuestión. Y podrían ponerse peor aún cuando alrededor del escritor en cuestión aparezcan dos bellas féminas que se enreden pizpiretamente en este asunto. A propósito, hablando de cosas que podrían salir mal... ¿ya mencionamos que la pareja galardonada con el Premio Nobel de Química es un matrimonio a punto de divorciarse, y los dos premiados con el Nobel de Medicina son dos colegas a punto de matarse el uno al otro por celos profesionales...?

El espíritu de los tiempos.
En los primeros años de los '60s, como comentábamos a propósito de "Charada" o "La agonía y el éxtasis", Hollywood se negaba a darse por enterado de que el mundo estaba cambiando y enfilando hacia la rebelión (¿rebelión, dije?) de los hippies. De esta manera, siguieron realizando películas con cierto glamour y un tratamiento más bien ingenuote de los temas que tocaban. De esta manera, una novela de Irving Wallace llamada "El premio", basada en los Premios Nobel, era carne de cañón segura para una adaptación fílmica (y vaya que Wallace capitalizó su inversión, porque después de publicar "El premio" como novela de ficción sobre el Nobel, reelaboró toda la documentación reunida para ésta y lo publicó como un libro de reportaje sobre las intimidades del Nobel)... Se suponía que iba a ser un apasionante thriller, y no escatimaron recursos en locaciones, extras, y un elenco solvente. Por alguna razón, quizás por su espíritu ligeramente anticuado para su propio tiempo, la película quedó como un thriller más, y de los antiguos, de ésos con no demasiada acción y nada de violencia excesiva. Pero aún así, salvando ciertos ripios narrativos, se deja ver bien en la actualidad. Y, ¿quién sabe?, a lo mejor alguien discurra hacer un remake para actualizarla, y la verdad es que no estaría nada de mal... ¡seguro que les va mejor que con "El embajador del miedo"!.

¿Por qué verla?
- Bueno, ver a Paul Newman en sus años mozos como el jovencito de la película, y un antihéroe metido de mala gana en una trama de espionaje internacional, tiene su punto. Puede decirse que Paul Newman fue mejorando como actor con los años, así es que no cabría esperar mucho de él en ésta, apareciendo tan jovencito, pero no importa. Es el prota, y lo hace con la solvencia como para comprarle el boleto. Si no, miren la escena en la conferencia nudista...
- Las chicas, las chicas... La "chica-mala-pelo-negro-que-no-es-tan-mala" viene en el espléndido empaque visual de Diane Baker, quien por esos años se hacía sus pinitos paseando su belleza con filmes como "Los 300 espartanos" y, ahí agárrense, el clásico "Viaje al centro de la Tierra" de 1959. Frente a ella, la belleza germánica de Elke Sommer desluce un poco, y realmente la hemos visto más interesante en otros filmes (de todas maneras es frente a Diane Baker, eso es decir, ¿OK?). Por supuesto que todo es bastante recatado, porque son principios de los '60s, pero aún así...
- Mención especial para el gran Edward G. Robinson, que a la sazón tenía algo más de 30 años de carrera actoral (en sus inicios protagonizó nada menos que el clásico del hampa "El pequeño César"), e infatigable presencia en varios otros filmes ("El lobo de mar", "Los diez mandamientos" como el villano Datán, y su última aparición en "Cuando el futuro nos alcance"). En esta película interpreta al galardonado que es objeto de persecusión por parte de los soviéticos, así como a su doble (literalmente un doble rol), y sin robarse la película (difícil robársela a Paul Newman, ¿no?), cada aparición suya es simplemente estupenda. Por cierto, ¿es idea mía o el plan de los malos malosos en esta película fue limpiamente plagiado por los guionistas de "¿Y dónde está el policía 2 1/2"?
- La herencia bestselleresca... ¿qué decir? Bien, se nota que el escritor de la historia original era un autor de bestsellers, porque luce por todo lo ancho la fórmula de poner a varios personajes, y de repente los secundarios estorban lo suyo. Pero qué diablos, es entretenido ver los vaivenes de la pareja francesa de químicos cuando ella, para vengarse de los amoríos de su marido con la "secretaria", le echa los tejos abiertamente al escritorzuelo. O los dos médicos que hacen declaraciones de pura corrección académica para la tribuna, y después aprovechan cualquier ocasión en privado para despellejarse vivos. Pareciera ser que el guionista no supo qué hacer con ellos, y los dejó en la historia, pero que tuvieran el mínimo de figuración. Una decisión saludable, si me preguntan, porque distraen de lo entretenido: los malísimos soviéticos, por supuesto.
- La dirección de Mark Robson es correctísima. Decide tomarse la historia como un cóctel de acción y humor, y logra la mixtura. La trama es lo suficientemente delirante como para que un tratamiento poco atinado hubiera hundido la película, de modo que su trabajo realza aún más. El señor Robson no es demasiado valorado, quizás por tener más espíritu de artesano que de artista, pero en modo alguno tiene una filmografía despreciable: sus títulos incluyen morcillas variopintas como "La caldera del diablo", "El expreso Von Ryan", "El valle de las muñecas" y "Terremoto", entre otras.
- La secuencia en la conferencia nudista. En la época debió haber sido desopilante. En la actualidad ha perdido un tanto su gancho, porque después de todo se han visto cosas mucho más escandalosas en el cine. Pero aún así sigue siendo una gran secuencia, en particular cuando el prota debe explicarle a los agentes de la ley sobre qué diablos estaba haciendo ahí...
- Por cierto, el guionista es el mismo que escribió "Intriga internacional" (AKA "Con la muerte en los talones") para Hitchcock. Y se nota. Para bien.

IDEAL PARA: Ver una distendida película de suspenso a la antigua y con un poco de comedia de enredos.

domingo, 3 de junio de 2007

"El mundo está loco, loco, loco" (1963)


"It's a mad mad mad mad world". Dirigida por Stanley Kramer. Protagonizada por Milton Berle, Sid Caesar, Buddy Hackett, Ethel Merman, Mickey Rooney, Dick Shawn, Phil Silvers, Terry Thomas, Los Tres Chiflados, Jerry Lewis, Spencer Tracy, Don Knotts, Jonathan Winter, Edie Adams, Buster Keaton. Estados Unidos. Año 1963.

¿De qué se trata?
En una larga, larga, laaaaaaarga carretera de Estados Unidos aparece un tipo conduciendo como un demonio por un camino lleno de curvas. El individuo desbarranca, su automóvil queda hecho ñica (no tanto como en las pelis de ahora, pero ñica lo suyo), y el pobre hombre, cuando lo van a rescatar, empieza a delirar sobre un tesoro escondido debajo de la "Gran W", blah blah blah. Y entrega su ánima al Señor. Los que bajaron a ayudarlo se miran entre sí, y empiezan a conducir todos al unísono. ¿A buscar el tesoro? ¡No, por supuesto que no! Pero sí. Basta que uno se retrase, y los otros van a buscarle para hacer conciliábulo. Empiezan a discutir sobre cómo diablos se lo van a repartir, y sacan cuentas y recuentas y joputacuentas, y nunca les cuadra porque todos quieren un dolarcillo más en su cuota. Así es que... ¡zafarrancho general! En la cacería de la Gran W y su fabuloso tesoro de 350.000 dólares (debía ser dinero en ese tiempo, pero ahora, con la inflación...) se embarcan un dentista que parece siamés con las faldas de su linda esposa y la pesada de su suegra, una pareja de recién casados, un inglechute que pasaba por ahí, un artista, un... un... un... y hasta un policía, qué se creen. Con tantas garras sobre el botín, ¿quién llegará antes hasta la Gran W...?

El espíritu de los tiempos.
El cine de los tardíos '50s y tempranos '60s vio el emerger del epic en gran escala, el cine con grandes paisajes, con sólida fotografía, etcétera, el cine como espectáculo más grande que la vida, para que nos entendamos, todo para hacerle la competencia al artefacto con perilla de galletas conocida como "televisión". Es la época de "Cleopatra", "Ben Hur", "El Cid", "Lawrence de Arabia", y también de esta especie de comedia épica y con gran elenco que fue "El mundo está loco, loco, loco". Como puede observarse, el argumento de la película es mínimo; el tipo que se desbarranca y farfulla sobre un tesoro antes de morir es el ancestro lejano del viejecito en la taberna que tiene el mapa de un tesoro que custodia un dragón, y que es bien conocido por todos los adeptos a AD&D. En realidad, el argumento es una excusa para poner en escena gag tras gag tras gag, sin pausa alguna, con paisajes espectaculares, para que no pudieran meter todo eso en la cajita idiota. ¿Y que creen? Que en televisión, no se ve mal. Claro, no es el colmo de la espectacularidad, pero como en ese tiempo se esforzaban por equilibrar la ecuación entre forma y fondo, aún queda algo si le quitamos la espléndida fotografía. Aunque ese algo tenga un estilo que ya para 1963 era claramente nostálgico (como "Charada" de ese mismo año, o "La agonía y el éxtasis" de 1965, todas ellas con clara inspiración de "cine '50s"), porque parece la clase de comedia que le hubiera gustado a los ejecutivos y a las amas de casa del baby boom de la época de Eisenhower.

¿Por qué verla?
- Es divertidísima. La mayor parte de los gags son divertidos, dentro del clásico estilo de "comedia con porrazo". Por supuesto que su estilo de humor se ve un poco inocentón por estos días, pero sigue siendo mejor que el humor de pedorreta y baño que se ha hecho popular desde los '90s en adelante.
- La premisa es corrosiva a rabiar. Quizás por accidente, quizás de manera completamente inconsciente, pero se juega con la motivación del yanki promedio, de hacerse rico y millonario sin importar las consecuencias, pasando por encima de todo y de todos para obtener la fortuna personal. Los infortunios que padecen los protagonistas, se los labran ellos mismos por su incapacidad de ponerse de acuerdo, por pretender ganarle el quien vive al vecino, por tratar de tener más CI que el CI que se tiene. Incluso hasta el policía de las fuerzas del orden sucumbe ante la tentación del dinero fácil, con el cual podrá librarse de una sociedad que lo asfixia con problemas familiares y profesionales. La vida no era fácil en los bellos suburbios con TV y pulps de los '50s.
- Los cameos se han perdido un poco con el tiempo, pero los actores e invitados que aparecen eran más o menos de primera línea en esos tiempos. Mención especial se lleva Spencer Tracy, por supuesto, como el policía viejo y astuto como un zorro, robándose la película de manera creciente a medida que ésta transcurre.
- ¡Qué gran final! Un poco arquetípico, hasta predecible, pero sigue siendo un gran final.

IDEAL PARA: Disfrutarla.

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