11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 15 de junio de 2008

"El Príncipe Caspian" (2008).


-- "The Chronicles of Narnia: Prince Caspian". Inglaterra / Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Andrew Adamson.
-- Actuación: Ben Barnes, Georgie Henley, Skandar Keynes, William Moseley, Anna Popplewell, Sergio Castellitto, Peter Dinklage, Warwick Davis, Vincent Grass, Pierfrancesco Favino, Cornell John, Damián Alcázar, Alicia Borrachero, Simón Andreu, Predrag Bjelac, Sim Evan-Jones (voz), David Walliams (voz), Eddie Izzard (voz), Tilda Swinton, Liam Neeson (voz de Aslan).
-- Guión: Andrew Adamson, Christopher Markus y Stephen McFeely, basados en la novela de C.S. Lewis.
-- Banda Sonora: Harry Gregson-Williams.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Los cuatro niños Pevensie están algo más creciditos desde la última vez que los vi (¡uy, ya estoy hablando como tío imbécil!). Ahora Peter está más machito, agarrándose del moño... perdón, de las solapas con compañeritos buscapleitos, mientras que Susan está floreciendo y soltando feromonas al aire... En ese difícil trance conocido como la adolescencia (pobrecitos ustedes, los humanos, nosotros los gatos crecemos en cuestión de meses y pasamos de ser lindos photoshops a estar listos para la cacería erótica de una), la magia de Narnia funciona otra vez y terminan transportados hacia el otro lado, hacia el mundo mágico de etcétera. Lo que ha pasado es que un mozalbete se ha quedao en tocar un cuerno mágico, y que los ha convocao, ¡voto a Dios! Los chicos Pevensie encuentran a Narnia un tanto cambiadita. De partida el castillo en donde pasaron sus juegos de niñez, está ahora convertido en una lástima de ruinas al lado del Partenón, las pirámides de Tenochtitlán y la Expo Sevilla 1992 del Quinto Centenario. Y en segunda, quedan apenas unos cuantos narnianos levantando cabeza, porque una chusma de horrorosos extranjeros ha invadido el terreno (es lo que pasa cuando desaparece la autoridad, joer, que llega cualquiera y se cree con derecho a reinar). Y para colmo, resulta que como los cuatro niños Pevensie se han ido, pues bien, el buen Aslan ya no es más deus ex machina y se ha mandao cambiar, eso es un responsable Rector de la Creación y no el Yahveh Sabaoth de la Biblia, rayos. Ahora los chicos la tienen cruda, porque deberán lidiar con la invasión y restituir al legítimo heredero al trono en ese lugar, en el trono precisamente (¿alguna vez leeré una historia de Sword&Sorcery en el cual el asunto sea restituir al legítimo heredero del TABERNERO en la TABERNA que es por derecho suya...?). Además, han pasado cientos de años y sus antiguos aliados están todos fertilizando narcisos (aunque debemos ver la facilidad con lo que les creen cuando aparecen diciendo "sí, somos los reyes, nos tomamos una siestecita y volvimos..."). La batalla final contra los invasores está a punto de producirse, y esta vez los chicos están... Bueno, no está Aslan con ellos, así es que tendrán que hacer lo que todo héroe en esta clase de pelis: valerse por sí mismos, buscar el valor en su propio corazón, desafiar la adversidad... ¡Vencer, demonios!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hagamos resumen. En los '50s, un grupo de maduritos catedráticos de Oxford, que allá son catedráticos porque saben mucho y no como acá que cualquier patipelao puede enseñar en una universidad con tal de exhibir el carnet de fraternidá masónica (y es que aceptan a cualquiera en estos tiempos, están majaretas estos masones...)... Ya me desvié del tema. Recapitulo. En los '50s, varios catedráticos de Oxford se reunieron en un club en el cual, como buenos british chapaos a la antigua, chupaban como ostras en un pub descuerando mujeres y hablando de libros. Dos de ellos publicaron sendas sesudas obras de fantasía pseudogermánica o pseudocéltica según lo quieran ver, concretamente el juicioso anglicano J.R.R. Tolkien y sus interminables (y por lo general aburridas) sagas de la Tierra Media, y su amiguete el fanático católico C.S. Lewis, que hizo lo propio con las Crónicas de Narnia (bueno, además de esta saga fantástica de trepidante acción católica, había publicado ya una saga de ciencia ficción de trepidante acción católica llamada la Trilogía de Ransom). En vida, como autor responsable y paternal que era con su obra, decía que cómo iban a adaptar las Crónicas de Narnia para el cine, que los efectos especiales eran demasiado malos y jamás funcionaría (se ve que se murió mientras iba a la función de cine a ver "Jasón y los argonautas", que presentaba FXs bastante funcionales para la época). Pero los herederos se la pensaron mejor, porque oigan eso del respeto a la obra literaria está bien, pero es que nosotros no vamos a seguir dándole creatividad a Narnia, si al vejete era quien le gustaba eso de perder el tiempo escribiendo leseras (leseras muy rentables, sí, pero leseras al final del día), y nosotros vamos a usufructuar del legado del viejo, que de algo sirva su chochera senil, ¡faltaba más! Supongo que durante años, la idea de rodar una saga fílmica basada en Narnia era casi una apuesta, si cosas como "El hechizo del águila", "Leyenda" o "Laberinto", no importa qué tanto trabajo, cariño y calidad se invirtiera en ellos, tendían a salir mal paradas en taquilla, y lo que molaba era más Star Trek, más Star Wars o más stars, spaces y galaxies a secas. Pero el curso de la marea cambió con la nueva generación friki que creció pegadita a la anterior haciendo el macarra con clérigos, ladrones, guerreros o magos (sí, hubo una época en que jugar al rol era jugar a AD&D y no a "Vampiro: La mascarada"), y cuando esa generación llegó al poder, se encargó de financiar un monumento a su propia egolatría que Ramsés míranos, cual fue "El Señor de los Anillos". Y como les fue bien con eso, entonces pues, ¡faltaba más! ¡Dónde hay más franquicias con magos y hechiceros y parafernalia medieval! ¡Ah, sí! ¡Narnia! De pronto las fantasías criptopaganas del católico senil que era C.S. Lewis valieron lo que una mina de oro. Y rodaron "El león, la bruja y el ropero". Y ya puestos, rodaron "El príncipe Caspián", y al paso en que vamos, quizás lleguen a rodar los siete tomos. Bueno, si consiguen superar el bache de rodar las poco carismáticas y anticlimáticas historias de la silla del plata y del caballo y su niño, capaz que lo logren... Total, menos agua hay en el molino de Harry Potter, y ya van por la quinta ("Harry Potter y la Orden del Fénix" o algo así).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es más entretenida que la primera ("El león, la bruja y el ropero"). Bueno, esto era inevitable. La segunda novela es con mucho más entretenida que la primera, después de todo. Si uno lee con atención el primer tomo, completamente cerrado, autoconclusivo y autosuficiente tanto en historia como en propaganda católica subliminal, es fácil darse cuenta de que C.S. Lewis no tenía pensado escribirse una saga entera basada en los narnianos. Pero como la jugada iba bien, escribió una segunda parte. Y una tercera. Y una cuarta. Y llegó a la séptima. La primera era alegoría a lo bruto del Evangelio, con un pseudoCristo muriendo y levantándose de la tumba para derrotar al Satán de Narnia que es la Bruja Blanca. Para la segunda parte, Lewis ya puede irse desprendiendo de las alegorías bíblicas, y por eso la historia es mucho más suelta, y por qué no, más fácil de adaptar al cine que la primera, siempre demasiado respetuosa con el simbolismo eucarístico y el Dogma de la Transubstanciación y esas cosas. Siempre he pensado que, habiendo pasado cuántos, ¿1300 años?, entre la primera y la segunda parte (Narnian Meridian Time), la segunda parte se inspira, a lo menos de lejos o inconscientemente, en la invasión de los normandos contra Inglaterra, con un pseudoHaroldo sajón/narnianoputativo criptocelta defendiendo a Narnia/Britania contra los malvados y despiadados vikingrooters temerianos/normandos (sintomáticamente, el malvado Rey Miraz no es rey legítimo porque es un usurpador, así como al normando que abatió a Inglaterra,
Guillermo el Conquistador, no le correspondía tampoco el trono según los cánones medievales por ser un hijo bastardo). Por lo tanto, la novela original tiene mucho menos aburrido simbolismo esotérico que la primera, y por lo tanto es más consistente en tanto aventura pura y dura (y hace menos el ridículo, porque eso que en el Evangelio queda tan molón, de que nuestro dios solar resucita de entre los muertos, ¡qué ridículo se ve traspuesto a Aslan, por muy Aslan que sea!).

-- Andrew Adamson brilla aquí en su punto. El hombre ya había dirigido la adaptación de "El león, la bruja y el ropero", y aún antes había dirigido la brillante "Shrek" y la no tan brillante "Shrek 2", que aún así, en comparación a la anémica "Shrek 3", luce casi como una gorda rebosante de salud (además se apellida Adamson, que en inglés significa "Hijo de Adán", ¿y no se supone que Narnia va a ser salvada cuando un Hijo de Adán ocupe el trono de Narnia...?). Para esta peli, Adamson y compañía eligieron darle un tono más oscuro. Aunque en la novela el Príncipe Caspian es el típico niñito "quiero ser grande, ¡¡¡BUAHHH!!! me asusta ser grande, bueno ya soy grande, juego a ser grande, ¡¡¡UY, MATÉ AL MALO, GANÉ, SOY EL REY!!!", aquí tuvieron el buen tino de elegir a un actor algo más mayorcito, perteneciente a esa categoría que en los ochenta hubiera sido llamada "adulto joven", y con esto hacen el asunto mortalmente más serio. Además, a diferencia de la siempre pastelosa Bruja Blanca (nada contra Tilda Swinton, que allí donde aparece la hace de oro, pero es que el personaje...), el Rey Miraz es un malo que sí tiene categoría. Tampoco se recatan en las batallas, y aunque como hay que venderle la peli a los niños y a los papis de la Asociación de Padres Pipis Contra la Violencia no es asunto de mostrar sangre, brazos cercenados o gore en escena (de hecho, si bien recuerdo, creo que no muestran gotas de sangre en ningún minuto, contradiciendo la tendencia en materia de epic movies desde "Corazón valiente" y "El Señor de los Anillos"), sí que vemos momentos en que los buenos también mueren, y mueren de maneras heroicas o injustas. Además, está el siempre bien socorrido tema de "tú mataste a mi padre, maldito bastardo", lo que debe ser la pesadilla de cualquier pergenio. Este enfoque más oscuro siempre se agradece, porque aumenta la profundidad dramática de la historia. Vale que la dirección de actores no siempre está a la altura y si juzgamos a los chicos por esta peli, no podríamos adivinar si tenemos aquí al futuro Robert de Niro o a la futura Meryl Streep, pero por otra parte cumplen con mantener el nivel aventurero, sin esforzarse demasiado por poner cara de "¡rayos, qué preocupado estoy, estoy en batalla y me voy a morir!" (debe ser cada vez más difícil, habida cuenta de que ahora tienen que hacer todo eso frente a una impersonal pantalla azul).

-- La ambientación no puede decirse suntuosa y está resuelta casi toda con CGI, pero por otra parte la estética está bien tratada. Los malos malosos tienen un look y feeling entre conquistadores españoles y lores isabelinos que es inusual en las pelis de ambientación pseudomedieval. Los narnianos no lucen tan vistosos como en la primera parte, aunque esto es lógico si se considera que están obligados a actuar en plan Sendero Luminoso o Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y por lo tanto se compensa la falta de animalitos parlantes (sin duda el elemento más característico de esa tierra pseudocéltica que es Narnia) con el realce a los minotauros y su look más recio. La batalla en el sepulcro quizás carezca del feeling épico del kicking-and-killing en el Abismo de Helm ("El Señor de los Anillos: Las dos torres"), pero está correctamente resuelta. El asalto al castillo, a plena luz de luna, también se ve bastante sólido, habida cuenta de que tienen que sacarle partido a una ambientación propia de cuento de hadas, con todo el peligro de ñoñería visual estilo Cenicienta que eso involucra. La música no es la mejor partitura que he escuchado en el cine, pero por otra parte Miklós Rózsa lleva sus añitos fallecido, y además tiene la virtud de no caer en la trampa de "pongámosle más coros y hagámosla más atronadora para hacerla más épica", que tanto lastró el por otra parte correcto trabajo de Howard Shore para "El Señor de los Anillos" o el de Don Davis para "Mátrix".

IDEAL PARA: Ver una secuela de Narnia en forma y con músculo, que no renovará el género ni nada parecido, pero que asegura (¡dos horas y media!) de entretención.

ENLACES.

-- (Ir a la página). Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página). Artículo en la Wikipedia en inglés.
-- (Ir a la página). Comentario en Decine21.com.
-- (Ir a la página). Comentario en CineVista (o CineVistaBlog, como se llame).
-- (Ir a la página). Entrada de la peli en NarniaFans.com.
-- (Ir a la página). Comentario en El Blog del Chacal.
-- (Ir a la página). Comentario en Inside the Electric Circus.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [doblado al ezpañó, perdón, al español de España].



-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].



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