11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

viernes, 10 de octubre de 2008

"Niebla de guerra" (2003).


-- "The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara". Estados Unidos. Año 2003.
-- Dirección: Errol Morris.
-- Actuación: Robert McNamara (entrevistado).
-- Guión: Bien, es un documental basado en una entrevista, así es que guión, lo que se dice guión...
-- Banda Sonora: Philip Glass.

-- "Niebla de guerra" en IMDb.
-- "Niebla de guerra" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Bienvenidos al siglo XX. La Era de Hitler. La Era de Stalin. La Era de... ¡McNamara! ¿Están encendidos esos micrófonos...? ¿Ya estamos grabando...? ¿Sí? Verán. En este mapa puedo demostrárles cómo vamos a ganar Vietnam en unas poquititas semanas... Sí, vengo diciendo eso desde hace siete años, pero créanme, ésta vez sí que sí. Pues bien, había una vez un chiquillo llamado Robert Strange McNamara, que creció y era muy chupi inteligente, y que por eso fue llamado a servir a su Patria no como carne enlatada para balas en el frente de la WWII, sino en la retaguardia, diseñando políticas para hacer más mortíferos los bombardeos. Después de la bomba atómica, se suponía que nunca más iba a pasar nada como eso, claro está. De manera que salió desde los departamentos públicos y enfiló a la empresa privada, y los mismos métodos que lo llevaron a mejorar los bombardeos masivos contra la población civil de Alemania y Japón, lo ayudaron a levantar la alicaída Ford. Hubiera sido así para siempre, pero en eso llega... ¡¡¡KENNEDY!!! Y ya sabes lo que dice Kennedy: "Don't ask what your country can do for you, but ask what can you do for your country!". Así es que tenemos ahora a McNamara metido de lleno en la cada vez más creciente tensión de Vietnam. ¿Conseguirá nuestro buen McNamara derrotar al Vietcong e imponerle la democracia americana a esos pobres asiatiquitos...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Robert S. McNamara es sin lugar a dudas uno de los personajes más controvertidos del siglo XX. No tan telegénico como un Hitler o un Stalin (aunque quién sabe, esos dos eran anteriores a la TV masiva), o acaso por no usar bigote recortadito como los anteriores (o una barhaza de chiho con un puro habano como Fihel Castro, chico...), no ha tenido tanta presencia en el imaginario colectivo de la Humanidad (además, con esa cara de nerd bien peinadito que tenía el pobre, en los videos de archivo...). ¿Fue McNamara verdaderamente el Angel de la Muerte cuyo gélido toque causó la tragedia humana de Vietnam? ¿O fue apenas un prisionero de las circunstancias, un engranaje más dentro de la mortífera lógica MAD (Mutually Asegurated Destruction) de la Guerra Fría? Como sea, desde que se descubriera gracias a la publicación de los papeles del Pentágono que la Guerra de Vietnam fue un truño del tamaño de la Catedral de Burgos (como se retrata en "Los papeles del Pentágono", por ejemplo), que la herida de tantos muertos quedó sangrando, y motivó pelis autoflagelantes como "Rambo" (la primera, claro está), "Pelotón", "Nacido el 4 de Julio", "Nacido para matar" y un largo etcétera. Mucha gente se estaba preguntando what the hell was McNamara thinking, peleando en Vietnam una guerra que estaba perdida de antemano. Bueno, gracias a este documental, ahora lo sabemos. Y uno descubre cositas que a lo mejor no quería saber...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una de las mejores pelis que conozco sobre el viejo y nunca bien ponderado tema de la "razón de Estado". Se ha promocionado esta peli como "aquella en la que el perro jodepú de McNamara confiesa ser un criminal de guerra". Sí, hay una parte en la que dice (respecto de la Segunda Guerra Mundial, no de Vietnam, ojo) que no les pasó nada porque vencieron, pero si hubieran perdido la guerra, hubieran sido juzgados como criminales de guerra por sus bombardeos incendiarios contra los barrios pobres y más densamente poblados de Tokio y otras ciudades de vetusta y linda madera en Japón. Pero esta es una lectura simplista y maniquea promovida por aquellos quienes, por estar fuera de los engranajes del poder, no entienden lo que significa estar en medio de la maquinaria. Desde los tiempos del buen Nicolás Maquiavelo que los teóricos del poder saben bien que un príncipe (o un Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, tanto más da) debe hacer cosas desagradables y repugnantes para mantenerse en el poder. A eso se lo llama la "razón de Estado". Allí no entra la moral. Federico el Grande de Alemania tuvo que aprenderlo a sus costillas, cuando de joven (con la ayuda de Voltaire como ghost writer, todo hay que decirlo) escribió un "Antimaquiavelo", y después de acceder al trono tuvo que aplicar todas las políticas maquiavélicas para sostenerse en él. Eso no es bueno ni es malo, simplemente el mundo es así, y pretender que McNamara en esta peli "se desnuda y muestra toda su miseria moral", como algunos apologistas de lo políticamente correcto pretenden, es no saber leer lo que aquí se está mostrando. Lo que se muestra es la visión de un hombre de estado cuyo trabajo de 9 a 5 es conseguir básicamente que miles o millones de enemigos mueran. Es su trabajo. Por eso le pagan. Para él, todo es cuestión de estrategias: estrategias para mejorar la eficiencia de los bombardeos masivos en la Segunda Guerra Mundial, estrategias para salvar vidas de accidentes automovilísticos gracias a los autos Ford, estrategias para ganar Vietnam (o no perderla tan feo, al menos). ¿Consideraciones morales, arrepentimientos sibilinos? Detrás de la puerta, por favor, gracias... McNamara da en el clavo cuando repite muchas veces que todo se trataba de la lógica de la Guerra Fría. ¿Y la lógica de los sentimientos, de las emociones? McNamara no lo dice, pero eso está bonito para las conciencias bienpensantes. Pero (McNamara no lo dice, pero uno puede inferir) sólo un Octavio Augusto o un Asoka, dueños de sendos imperios universales sin contrapeso visible, pueden darse el lujo de ser éticamente correctos en política. ¿Luce McNamara como una especie de sicópata, mostrando mapas y cifras sobre Vietnam en televisión como si se tratara del balance consolidado del ejercicio anual de una empresa? Bueno, es su trabajo. Para que tu trabajo sea ganar una guerra, debes dejarte convencer de que allá afuera hay variables fuera de control, la niebla de la guerra, y allí la suerte del ser humano individual que pena, sufre y muere en las trincheras deja de afectarte. Y haces bien tu trabajo. Esta peli refleja muy bien esa clase de mentalidad. Desgraciadamente para nuestro mundo, ésa es la mentalidad que gana guerras. Y para desgracia aún mayor, las guerras son una parte consubstancial a la civilización. Sería bonito que fuera de otra manera, pero no lo es. En algún momento se le pregunta a McNamara, de manera oblicua, sobre si siente arrepentimiento de sus acciones, y éste replica que todo es la lógica de la Guerra Fría. La parte siniestra del asunto es que en esto no es ningún sociópata y que tiene toda la razón del mundo, o si es un sociópata, concedámosle que Estados Unidos en ese minuto necesitaba precisamente que un sociópata fuera su Secretario de Defensa, aunque sea por un mero mecanismo de adaptación darwiniano para ganar una conflagración de nivel planetario. ¿Fue finalmente McNamara un criminal o no? La cuestión queda lo suficientemente abierta como para que el espectador se forme su propio criterio. Quizás lo único deplorable de este documental sea el trabajo de edición, que mezcla y entresaca frases, probablemente para darle mayor agilidad al formato, pero que a cambio nos deja in albis sobre cuánto cercena de lo que verdaderamente McNamara quería decir. Pero en todo el resto, el documental es una formidable pieza fílmica sobre el arte de librar y ganar una guerra. El resto es silencio, es simplemente niebla de guerra.

IDEAL PARA: Tener un acercamiento cabal a la lógica de quienes deben ganar la guerra con prescindencia del elemento humano que pueda verse envuelto en las guerras.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "NIEBLA DE GUERRA":

-- (Ir a la página) Comentario en Chemtrails sobre Buenos Aires.

VIDEOS.

-- Primera parte de la peli [en inglés, subtítulos en español].

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