11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 29 de noviembre de 2009

"2012" (2009).


-- "2012". Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: Roland Emmerich.
-- Actuación: John Cusack, Amanda Peet, Chiwetel Ejiofor, Thandie Newton, Oliver Platt, Thomas McCarthy, Woody Harrelson, Danny Glover, Liam James, Morgan Lily, Zlatko Buric, Beatrice Rosen, Alexandre Haussmann, Philippe Haussmann, Johann Urb.
-- Guión: Roland Emmerich y Harald Kloser.
-- Banda Sonora: Harald Kloser y Thomas Wanker.

-- "2012" en IMDb.
-- "2012" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

India, año 2009. En medio del deleznable clima y el curry, un científico negro semiafro hace un inquietante descubrimiento: los neutrinos andan a lo loco, y pronto el núcleo terrestre barboteará como la yema de un huevo frito (a mí no me pregunten, la peli venía así). Cumbre del G8, año 2010. El Presi de los Yunaitisteites echa a todos los traductores, a todos sin excepción, para decirle a sendos clones de Nicolás Sarkozy y Angela Merkel que el mundo está yéndose al carajo, mientras que agentes agentosos muy especiales venden a gente muy selecta unos boletos para tripular las arcas de Noé que van a salvar a la Humanidad... a la porción más rica de la misma, al menos, y que la servidumbre se vaya al carajo. Museo del Louvre, año 2011. El caracho de la Mona Lisa acaba bien sellada en una caja, y la reemplazan con una copia. Año 2012: ¡¡¡EL FIN DEL MUNDO COMIENZA!!! En California, un escritor de tres al cuatro que ha publicao una novela que figura en el Bottom 250 de grandes ventas (menos de 500 ejemplares sold out), va a buscar a sus pequeñas larvas para sacarlas a paseo a Yellowstone, mira qué linda idea meterlos en un supervolcán apagado justo en el año en que los mayas, que eran peazo sabios que para eso eran mayas, pues oigan, anunciaron fin del mundo con posibilidad de precipitaciones y chubascos por la mañana. El escritor está separado, no se entiende muy bien por qué, ya que entre la ex y él vuelan ojitos, a pesar de que ella, la muy zorruna, se ha enyuntao con un cirujano plástico, que con perfecto espíritu economicista hacen cambalache de hombre cuando el venidero se forra más. Mientras tanto, el resto del mundo se está moviendo en secreto para los trazos finales del plan, incluyendo al científico que la suda gorda porque sobre sus hombros recae la responsabilidad del salvataje final, un Presi con un agudo cuadro depresivo disfrazado de "qué gran peazo hombre soy, soy carne de eternidá, oiga" porque va a ser el último del glorioso linaje de Emperadores de Estados Unidos, su estupendona hija puesta ahí para que el geólogo que mencioné antes pueda tener un interés romántico o si no esto no es peli de Hollywood, el clásico funcionario de segunda que no atiende a razones que no sean la raison d'etat, etcétera. Volviendo a Yellowstone, el escritor y sus dos crías pasean por un lago, sólo para descubrir que el lago se ha secado por una misteriosa razón. Y hace contacto con un hippie conspiranoico que, recogiendo morcillas por aquí y por allá a lo largo de todo Internet, se ha armado el mapa completo: el fin del mundo llega en 2012, hay una conspiración secreta del Gobierno para desarrollar un plan de salvación sólo para los ricos, la opinión pública tiene derecho a saber... lo de siempre, vaya. El escritor, que parece no haber visto muchas pelis de terror o catástrofes, en las cuales el loco paranoico al final siempre tiene razón, pasa de él como de la peste. Ya vendrá luego un terremotito de esos suavecitos para hacerle cambiar de opinión, nada del otro mundo, sólo uno que va a mandar a California a pique contra el fondo marino como una bandeja de canapés en la mansión Brando, nada que no se nos venga anunciando desde la era hippie por aquello del imperio del lujo y la codicia cebados en Hollywood, etcétera. Ahora, nuestro escritor y su familia han emprendido la lucha definitiva por la supervivencia, una que les permita escaparse del destino final de un planeta condenado a la destrucción, porque... ¡¡¡LOS MAYAS LO DIJERON!!! ¡¡¡ES EL 2012 Y VENDRÁ EL FIN DEL MUNDO!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ, TENGAN MIEDO, TENGAN MUCHO MIEDO!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ!!!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Siempre habrá profetas y conspiranoicos del fin de los tiempos. Los había en la Biblia, por supuesto, y el propio Cristo dijo que el fin de las cosas vendría en su propia generación, y que algunos de los presentes no alcanzarían a gustar de la muerte cuando les llegara la china con fanfarrias y jinetes y pestes y plagas y yo no he venido a traer la paz sino la espada y todo eso (y ya ven, dos milenios y contando... pero si lo dijo Cristo DEBE-SER-VERDÁ, así es que vamos retorciendo sus palabras y haciéndole decir lo que nunca dijo para que no parezca como que nuestro Mesías-Redentor-Salvador metió la chancla hasta el fondo de la poza). Los había en la Edad Media y el Renacimiento, incluyendo a Nostradamus y, créanlo o no, parece ser que el buen Isaac Newton también, que el hombre entre teoría de gravitación universal y teoría de gravitación universal se daba tiempito para agarrar la King James y ponerse a sacar sus cuentas y cábalas sobre hasta cuando Dios nos había arrendado el planeta. Los Testigos de Jehová dijeron que la generación que había dicho Cristo, era la de los nacidos en 1914, pero ante la comprensible y cada vez más alarmante desaparición de abuelitos centenarios sin que parezcan haber señas del fin por ninguna parte, las apuestas en Las Vegas han empezado a ladearse en su contra, y ya la Atalaya y la Tower Watch son más prudentes en eso de buscarse fechas, por ahora al menos, sólo por si se muriera el último nonagenario y la Tierra aún siguiera en pie (en 2012 cumpliría 98 años...). En los '80s se anunciaba que el Anticristo, en siniestra alianza con la Unión Soviética iba a venir en gloria y majestad en 1999. Después vino el Y2K, y cuando pasó el 2000 y seguimos aquí, pues vamos al 2012. Háganme caso, cuando llegue el 2012 y no suceda nada, vendrán los documentales NatGeo que digan: "2029: APOFIS CONTRA LA TIERRA". Y cuando Apofis pase volando sobre nosotros, vendrá "2061: COMETA HALLEY, EL MENSAJERO DEL FIN DEL MUNDO". Y así vamos, si eventos astronómicos no van a faltar. Bueno, esta profecía no me puede fallar. Después de todo, si la pifio y todo se va al carajo, ustedes no van a estar leyendo esto porque los servidores de Blogger van a haber parado, o peor aún (¡glup!) ustedes van a estar muertos, y por ende, con la capacidad de comprensión de lectura drásticamente disminuida a cero...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es probablemente la obra maestra de Roland Emmerich. Sí, ya sé que la mitad de ustedes desprecia a muerte el cine de Roland Emmerich, tachándolo de palomitero, superficial, etcétera. Pero no veo por qué negarle a Roland Emmerich el título que tienen Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock y Cecil B. DeMille, de ser "cineasta de autor". Salvando las distancias de genio y perspectiva, claro, pero el cine de Roland Emmerich es tan personal y consubstancial a él como el de los mentados a éstos mismos. No me extrañaría que en algunos años más, el cine de Emmerich que ahora se ve como "palomitero de catástrofes", fuera redescubierto y revalorizado como algo con substancia, igual que como pasó con Hitchcock (salvando las distancias otra vez, claro), que en Estados Unidos era despreciado como "el tipo ése que hacía policiales para el rato" y que en Francia fue saludado como un genio cinematográfico. Sin entrar a valorarlo de plano, digamos que dos cosas salvan al cine de Emmerich en general de la quema. En primer lugar, su amor por el detalle, por mimar sus historias, por pulirlas hasta sacarles el mayor partido posible, dentro de los márgenes del cine popcornero de toda la vida, como un Cecil B. DeMille al uso. En este caso lo vemos por ejemplo en los líderes mundiales, que lejos de ser los clásicos tipos de terno que aparecen acreditados como "Presidente Genérico #1", "Presidente Genérico #2", etcétera en los créditos, son de verdad Sarkozy y la Merkel y la Reina Isabel y etcétera (bueno, actores que los impersonan, a veces de manera no muy realista que digamos, pero aún así bien reconocibles). O en esa escena en el mar que es un homenaje explícito a "La aventura del Poseidón", que nos hace partirnos de cabeza porque él no haya sido quien rodó el remake "Poseidón" del 2006. Y en segundo lugar, volviendo a los méritos de Emmerich en general, su tono distanciado y casi brechtiano, de no tomarse muy en serio lo que está narrando, sin caer en la autoparodia, de hacerle guiños al espectador diciéndole "lo que estás viendo en el fondo es una tontería, y tú y yo lo sabemos, pero quiero que te pases un rato pipa, así es que olvídate de las tensiones y goza la pantalla". Uno le perdona así cosas como todo el tecnobalbuceo acerca de los neutrinos, o la manerita práctica en que los protas se las arreglan para llegar a su destino a bordo del avión (no diré más para no espoilerear, pero los seriotes cejijuntos de "Malaciencia", después de decirnos que la peli es un bodrio porque no es científica, se harán festín con la peli... y nosotros riéndonos porque fuimos al cine, no a una puñetera conferencia científica). Esta falta de sonrojo de Emmerich lo hace más estimable, y lo aleja de la insufrible pretenciosidad de un Michael Bay, por ejemplo, para quien cada una de sus pelis es material marmóleo para la eternidad, y que en este proceso de irse cada vez más a más, acaba por antojarse insoportable (estoy esperando que salga "Transformers 2: La venganza de los caídos" en DVD para ver si era tan mala como me lo temo). Después de la universalmente denostada "10.000 A.C." (peli ninguneada injustamente donde las haya, porque era bastante más decente que muchos subproductos que rondan por ahí), el regreso de Emmerich al cine de catástrofes después de "El día después de mañana", con "2012", es la plena confirmación de esto. El hombre, que ama el cine de catástrofes setenteros (ya saben: "La aventura del Poseidón", "Infierno en la torre"), agarró el manual de cocina de cine catastrófico y empezó con "página 1... sí, va esto, página 2... también, página 3... hmmmmmm", y acabó por echar el manual entero con tapas y todos a la marmita para que se cueza bien cocido. "2012" es así la más perfecta expresión de su cine, aún más que la emblemática "El día de la independencia" inclusive. Y como decía, Roland Emmerich la cuenta con toda la experiencia acumulada de años de circo. La duración de la peli ronda y pasa las dos horas y media, pero en ningún minuto se hace pesada ni se pone uno a mirar el reloj (bueno, quizás un poco al final, que resulta un tantín largo, pero en fin). Las escenas de catástrofes están en general muy bien servidas, hasta el punto que te olvidas de que estás viendo puro CGI, tan real se ve todo (esta es una peli para cine, si la ves en DVD o descargándotela de Internet te vas a perder las tres cuartas partes de la diversión). La trama es lo esperable dentro de una peli palomitera (una gran tragedia, y un grupo de héroes dispuestos a plantar cara contra la adversidad por Dios, la Patria y el american way of life... lo de siempre, vamos), pero Emmerich se la toma bastante en solfa y eso se agradece. En definitiva, lo que estamos viendo podrá no ser una masterpiece ni la mejor peli del 2009 (¡o qué carajos, con lo anémico del panorama dosmilnuevero del cine, ya está empinada en el Top Ten del General Gato!), pero dentro de su aparatosidad es una peli simple, llana, honesta... y entretenida de una pata a otra.

-- La mala leche. Porque, de qué otra manera llamarlo... ESTE PÁRRAFO ESTÁ LLENO DE SPOILERS, ASÍ ES QUE SI NO DESEAS DETALLES DE LA TRAMA, SÁLTATELO ÍNTEGRO Y SIGUE CON EL PÁRRAFO SIGUIENTE. Decíamos. En un nivel más superficial, esta peli es una apología de la familia, la propiedad, el american way of life, etcétera. Pero Roland Emmerich es un extranjero (alemán, por más señas, para que entendamos la procedencia del Deutschmaschinengeist en su cine) y además practicante y activista gay, por lo que los valores ñoñoconservadores puritanoyankis de toda la vida le tienen al buen garete, y eso se nota. Tenemos el clásico triángulo amoroso del matrimonio quebrado y el tercero en discordia, pero lejos de ser un mal chato (a veces un poco egoísta, sí, pero no tanto tampoco), el metido tercero que está fracturando la familia, etcétera, es en el fondo realmente un buen tipo que trata de hacer las cosas de la manera más honesta y positiva que se puede, sin dejar de ser el tipo común asustado por lo que pasa, por lo que al final uno tiene la sensación de que, se quede con quien se quede la chica, familia al final va a haber igual. También lo vemos en el cariño con el que trata Roland Emmerich a una rusa que es, bueno, amante de un ruso, y que aparece al principio como una caricatura de Paris Hilton, para después ganarse nuestro respeto primero, y nuestro cariño después como personaje, sin tampoco transformarse en heroína de acción come il faut ni mucho menos, sino simplemente con ser ella. O en detalles un poco más de sordina, como hacer que la Casa Blanca sea destruida por un portaviones llamado John F. Kennedy, recadito para Obama fuertón donde los haya, toda vez que es bien sabido que Kennedy fue justamente el Presidente de Estados Unidos que más se la jugó por los derechos civiles, que Emmerich es activista gay... y que al igual que en la peli en donde el Presi de Danny Glover, está el negrito Obama sentado en la Casa Blanca actualmente. Otro detalle interesante es que aparece el clásico funcionario de la Casa Blanca egoísta y rata que piensa en términos de cálculo político, razón de estado, etcétera, pero resulta que muchos de sus planteamientos, por duros que puedan ser, son tremendamente razonables, y es el idealismo del científico que ojalá pudiera salvar a toda la Humanidad y acogerla de paso en un gigantesco abrazo de oso, el que a veces rechina lo suyo y aún pone en riesgo a la empresa de salvataje de la Humanidad. Otro punto en que Emmerich juega la carta hereje, es en la presentación del conflicto entre fe y ciencia. Mientras un ñoño neocon como J.J. Abrams dice peli sí y peli también (y serie de TV lo mismo) que la ciencia no vale nada y que creer en lo sobrenatural es la clave (basta con ver "Lost", que ahí todos los personajes que luchan y se esfuerzan por resolver la situación las pasan canutas, mientras que los que se sientan y conforman y son llevados de un lado a otro, ésos son los que se sacan toda la baraja limpia, mientras que en "Star Trek" los dos protas deben hacerse amigos casi porque sí, porque el Spock del Futuro viene a decirles en plan profético que están destinados a grandes cosas, etcétera), mientras J.J. Abrams contenta a las audiencias neocon, decíamos, en Emmerich el asunto está un poco más turbio. Emmerich le hace espacio a la fe, sí, pero a la fe en el hombre, en la Humanidad, en el destino y en quienes son capaces de tomarlo y forjarlo con temple, con tezón, cada uno en su pequeño papel y a la medida de sus fuerzas, incluso sacrificio mediante (el del Presidente de los Estados Unidos, con fe ciega en su misión de ser paradigma y referente moral de la Humanidad... en otro de esos chistes típicamente ambiguos de esta peli), mientras que la FE con mayúsculas, ésa de grandes congregaciones religiosas, es maltratada cada veinte minutos de peli. Además de que se mencionan a los talibanes que destruyeron estatuas de Budas sedentes en Afganistán mientras "los buenos" se preocupan de salvar a la Gioconda, vemos como la primera gran grieta en la Capilla Sixtina separa a Dios del Hombre en la célebre pintura ésa de la Creación de Miguel Angel, mientras que el Papa congrega a multitudes con velitas y orando n la Plaza de San Pedro únicamente para que la mismísima Basílica de San Pedro se les venga encima y los mate un poco antes que al resto de toda la Humanidad (¿a esto lo llamarán el arrebatamiento antes del Apocalipsis? Porque en otra parte el loco hippie menciona el arrebatamiento, y quizás esto sea otro chiste más con mala leche), y en resumen dentro de la peli, la religión no sirve para absolutamente nada (incluso el Presidente, tan icónico él, si es una peli yanki al final del día, que en un minuto reza, jamás saca fuerzas de Dios, sino de la seguridad de que su hija se va a salvar). Incluso las coincidencias y la casualidad juegan un rol en todo el asunto: la novela "Farewell Atlantis", que no la ha leído absolutamente nadie, termina salvándose para el futuro de la Humanidad, por la suprema coincidencia de que otro de los personajes se la lleva consigo, y es una novela que para los personajes resulta muy significativa porque, a pesar de ser ignorada por todos y de todos, habla sobre tener fe y esperanzas. Jugada maestra de Emmerich ésta: por un lado nadie puede decirle que se desvíe el más mínimo milímetro de la asepsia moral que toda peli de pro made in Hollywood debe tener, porque todo lo rueda con la ideología más canónica posible, pero por el otro lado, en una segunda lectura, Emmerich aprovecha de poner en evidencia esos mismos clichés y lugares comunes y subvertirlos sutilmente en contra, acá de una manera más lúcida, y por qué no decirlo, también más desencantada, que en "El día de la independencia", en que la ironía estaba más enterrada y era menos obvia (sí, menos incluso) o en "El día después de mañana", en la que Emmerich cometió el error (que en "2012" no comete) de tomarse a sí mismo demasiado en serio.

-- Las actuaciones son sorprendentemente de buen nivel. Uno podría decir qué tanto puede ser pedir que en una peli de catástrofes los tipos se vean sudando la camiseta y poniendo cara de espanto, pero estoy seguro de que ustedes recuerdan más de una peli de acción/aventura/catástrofe/terror en que los caribonitos de turno parecen no ser capaces de entrar en ambiente si están rodando frente a una bluescreen, y así es como le va a la peli después. John Cusack puede parecer una elección bizarra para una peli de acción (que nadie lo ve como héroe de acción, joer), pero es justamente su facha de hombre común lo que le da interés a su personaje, que no es un puñetero John McClane que malduerme como policía hasta que aparece el Mal para que le pongan los dientes en mermelada. Amanda Peet, como su doña Flor entre dos maridos, incluso hasta se saca una actuación decente de la manga y todo (¿alguien recuerda cuando con su glorioso desnudo de "Mi vecino el asesino", ella aparecía como the next best thing del cine, y desde entonces se ha arrastrado hasta roles como su pomposa e insignificante aparición en "Expedientes secretos X: Quiero creer"?). El rol de Chiwetel Ejiofor como el científico negro mijo le exige poner cara de compungición toda la peli, pero a pesar de lo unidimensional de su personaje, se las arregla para hacerlo, no diré intenso, pero sí por lo menos emotivo, mucho más que su homólogo Jeff Goldblum en "El día de la independencia". Thandie Newton está ahí para la inevitable presencia femenina, y para que el Presidente tenga una familia que le dé profundidad emocional al personaje, pero el rol era en realidad unisex y hubiera podido ser interpretado por cualquiera y no hubiera pasado nada (¡joer, otra que también era the next best thing y por no brillar, no la tomaron de subida ni bajada ni por la sobrealabada "Crash"!). El punto alto es Oliver Platt, eternamente condenado a hacer papeles de mierda en pelis de mierda (después de su rol de "científico excéntrico" en "El cocodrilo", es difícil caer más bajo, y conste que al hombre lo he visto empeñarse en todos los roles que aborda), y que aquí es el político cazurro que sabe que para obtener tales o cuales fines no siempre se pueden elegir los medios, y que por lo tanto en una primera lectura es "el maloh" (en particular porque se la pasa de estrellones contra el científico "bueno"), pero que a las últimas en realidad es lo que haría cualquier ser humano puesto en su lugar, o casi (la escena en la que habla respecto de su madre podrá ser todo lo cabrona que se quiera, pero Oliver Platt se echa la escena al hombro y la saca adelante con brío supremo). Danny Glover está un poco de garbancero como el Presidente de Estados Unidos (a Presidentes negros, el Morgan Freeman de "Impacto profundo" y el Dennis Haysbert de "24" se lo comen con zapatos y pie de atleta), pero es que después de "Arma mortal" y "Depredador 2" al tipo simplemente se le acabó el trote, mientras que Woody Harrelson se divierte a lo loco en uno de esos papeles bordes que tanto le gustan y tanto le vienen, como el hippie loco que al final tenía razón (lo dicho, en estas pelis el loco paranoico siempre tiene razón). Y el broche de oro viene con el carismático rol de la desconocida Beatrice Rosen como la chula rusa con corazón de oro, y que cosa rara en el cine actual, se gana a la platea masculina sin necesidad de hacer exhibiciones corporales de ninguna clase.

-- La fotografía. Algo que cuida mucho Roland Emmerich en casi todas sus pelis, y "2012" no es la excepción, es la estética. Emmerich no es de la escuela Bay de harto movimiento de cámara para que te marees y te den ganas de vomitar, mientras no entiendes nada de lo que hay adelante. Es innegable que pelis como "El día de la independencia", "El día después de mañana", e incluso cosas intragables como "El patriota", tienen al menos un elaborado concepto de la estética, de componer imágenes que sean muy pictóricas y muy golpeadoras, como si Emmerich hubiera echado raicillas en el suelo alemán durante su período de bebito y hubiera asimilado por osmosis todo el Deutschenkunst desde el Rococó a lo Federico el Grande hasta el Expresionismo alemán de los '20s. No es que sea deudor de esas escuelas, pero sí tiene ese mismo gusto por la composición visual, por deleitarse en una escena en donde todo esté compuestito y en su lugar, con la precisión germánica de un reloj suizo de bolsillo (y bueno, los suizos son un tercio alemanes, recuérdese). En "2012" lo vemos a cada rato. La secuencia de la destrucción de California es simplemente un ejemplo magistral de cómo hacer cine que te corte el aliento. La secuencia de Yellowstone rechina un poco por los CGIs, pero ver a los meteoritos (bueno, esquirlas de volcán, pero para los efectos prácticos es lo mismo, si el hombre quedaría darse el gustito de hacer un "Armagedón" en miniatura) clavándose como puños contra el terreno alrededor del pobre desgraciao manejando por su vida por la carretera es... "escultórico" quizás sería la palabra, a riesgo de sonar pedante. Y en cuanto a las arcas mismas, también son a un tiempo funcionales y muy vistosas. Puro amor al cine y al arte de contar historias, servido quizás no con genialidad, pero sí al menos con talento genuino y bien empleado.

IDEAL PARA: Ver una peli con garra suficiente para pararse frente a los clásicos de catástrofes de toda la vida.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

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