11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 12 de noviembre de 2009

"Odessa" (1974).


-- "The Odessa File". Inglaterra / Alemania Occidental. Año 1974.
-- Dirección: Ronald Neame.
-- Actuación: Jon Voight, Maximilian Schell, Maria Schell, Mary Tamm, Derek Jacobi, Peter Jeffrey, Klaus Löwitsch, Kurt Meisel, Hannes Messemer, Garfield Morgan, Shmuel Rodensky, Ernst Schröder, Günter Strack, Noel Willman, Martin Brandt.
-- Guión: Kenneth Ross y George Markstein, basados en la novela de Frederick Forsyth.
-- Banda Sonora: Andrew Lloyd Weber.

-- "Odessa" en IMDb.
-- "Odessa" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Mientras un primigenio aparato dieselpunk llamado "radio" emite comunicados de un locutor anunciando que JFK, el Obama de los '60s, fue tiroteado en Dallas, en Berlín Occidental aparece un judío muerto. Suicidio, dicen. Hay un periodista que ronda por aquí y por allá, y pizpireto como los de su clase en las pelis (que los de verdá son unos patanes que se sientan a copy-and-paste lo que envían de Reuter o AP), y además freelance para darle la estampa reberrrde que todo prota de pro debe tener, se consigue un diario de vida del tipejo. El diario en cuestión detalla todos los sufrimientos que pasó la judería en un campo de concentración nazi en Riga, en la Segunda Guerra Mundial mundialosa del mundo. El demonio máximo del campo fue un tipo al que llamaban el Carnicero de Riga. Con voz llorona y plañidera, a la que le faltan los puros violines judíos, el escritor le habla al periodista desde la ultratumba, y lo impulsa a la búsqueda de la verdad y de la justicia. Que en este caso implica venganza, por supuesto, que o si no, no hay entretención. El problema es que el carnicero de Riga lleva tantitos años desaparecidos (18, para ser exactos, desde el final de la WWII), bajo toda una red de protección llamada Odessa, cuyos tenebrosos tentáculos le han permitido a las antiguas SS reconvertirse en ciudadanos de bien, forjando ytantitos pasaportes falsos para cambiarles la identidad. Pillarle la pista a Odessa será una maniobra muy peligrosa, porque los maníacos homicidas que una vez mataron judíos a discreción por placer, ahora no trepidarán en tratar de matar a cualquiera que trate de hurgar allí donde no debe. Y fácil la tienen, con media Alemania Occidental sobornada a partir del mítico oro de los nazis, dándoles soplo de hacia donde va nuestro prota o deja de ir. ¿Conseguirá nuestro reberrrde prota enfrentarse con éxito a la siniestra hidra postnazi...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Mientras que el público de los 2000s debe conformarse con renacuajos literarios (TM) como Dan Brown, los '70s tenían a ese estupendo bestsellerista que fue Frederick Forsythe. Si no han tenido ocasión de leer sus novelas, quizás les suene por sendas adaptaciones fílmicas de las mismas: "El día del chacal", "El cuarto protocolo", "Los perros de la guerra"... Las herramientas de Forsythe son las de un escritor de best seller de raza: documentación exhaustiva, tramas percutantes y muy bien resueltas, la promesa de revelarte cositas sobre el mundo que antes no sabías, y una prosa que se lee endemoniadamente rápido. Como Dan Brown, pero en bueno. Pasado un añito desde que se adaptara la notable "Chacal" en la igualmente notable "El día del chacal" de Fred Zinnemann, se lanzaron al proyecto de adaptar "Odessa" en esta peli. Pero los resultados son un poco más... ¿cómo decirlo? No tan ajustadillos, esta vez. En fin, no se puede ganar siempre.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un thriller setentero al uso, y aunque no se puede decir que esté sobre el promedio, como el promedio de esos thrillers setenteros era bueno, pues bien. Si bien de trayectoria un tanto irregular y sin un verdadero sello artístico personal, debe reconocérsele a Ronald Neame ser un director de al menos buena artesanía ("El hombre que nunca existió", "Ladrona por amor", "La aventura del Poseidón", "Meteoro"), optando generalmente por la solución más sencilla para narrar historias y dejando que éstas se cuenten solas, en vez de dárselas de arti-ta, y fiel al principio de menos es más, lo logra. Las peripecias del protagonista, digámoslo desde ya, son un tanto aburridoras, porque ni lo que encuentra es de lejos tan interesante (quizás el tema de las redes de protección era más impactante en los '70s, pero haya perdido un poco su perfil actualmente), ni tampoco los desvelos que se pega para intentarlo son tantos (que aparte de un atentadillo por aquí o por allá, no se suda la vida y el espinazo a cada minuto, precisamente). Ignoro si la novela será igual, pero la peli a ratos parece una partida de rol para un solo jugador, arreglado todo un poco a la vizcaína y listo. Pero, seamos justos, hay en esto una cuestión de expectativas de por medio: por ser un thriller setentero, uno espera mucho más que de los thrillers actuales. Al lado de cosas como "El centinela", "Justo en la mira" o "Tirador", esto es definitivamente arte. O artesanía, pero artesanía comparativamente fina.

-- La peli trata su tema con su poco de miga. Al principio, cuando vemos al periodista leyendo el diario y convirtiéndose de la noche a la mañana de un Han Solo irónico a un iluminado vengador de la judería occidental, porque sí, porque los pobrecitos eran judíos y ponen la pasta para las pelis, la cosa pareciera no ser más que otra de quejicas judíos llorando porque todo el mundo los apalea (y nada que dicen algo cuando son ellos los que apalean palestinos, nótese). Pero afortunadamente no se queda en eso. La escena en que el periodista consigue infiltrarse en el interior de un mitín de Odessa, escuchando los discursos neonazis de gente que no ha aprendido nada y no ha olvidado nada, es para que se te pongan los pelos de punta. Vale, en reuniones así ya no quedan veteranos de la Segunda que te den la china con aquello de "cuando yo estaba en Stalingrado"... Pero hay numerosos países en los cuales podemos intuir que las cosas siguen más o menos similar (no nos reconocen que salvamos a la Patria, ellos nos desprecian pero algún día nos necesitarán y nos llamarán de vuelta... y esta peli fue al año siguiente de cierto otro pequeño hitlercito que se metió a salvador de la Patria acá en Chile, en el mismo año que el Hitler portugués se vino abajo, y faltando uno para que el Hitler ibérico terminara convertido en jamón serrano). El final es un tanto ambiguo, y le da complejidad a la trama. Por un lado puede verse como una solución de opereta, una manera barata de darle una vuelta de tuerca final a la trama, pero a un nivel más profundo, muestra que el asuntillo ése no fue simplemente "judíos buenos vs. nazis malos", sino que todo estuvo mucho más turbio y entremezclado en aquellos años. Después de todo, SPOILER DEL FINAL AQUÍ, SI NO QUIEREN ENTERARSE DE CÓMO TERMINA ENTONCES SALTENSE EL RESTO DE ESTE PÁRRAFO Y SIGAN CON EL SIGUIENTE, el prota al final no buscaba justicia por vengar a los judíos, sino por vengarse él mismo del asesino de su padre, y por lo tanto, al final toda la pugna se reduce a "los buenos germanos versus los malos germanos". Una conclusión desoladora, ya que en el fondo la peli sugiere que el drama y sufrimiento de los judíos ha sido en realidad utilizado por héroes y villanos para sus propios fines, que nada tienen que ver con el bienestar de los judíos, y con el de nadie más que no sean las pelusas de su ombligo. ¿Se puede acaso más mala leche...?

-- En la parte ejecutiva del asunto, estamos bien. Jon Voight como prota, como que no termina de convencer o dar el tipo, aunque debemos admitir que el hombre, agradable lo que se dice agradable, él nunca lo ha sido, talento actoral aparte. Maximilian Schell por su parte, como villano de la función, está encomiable, en un rol pequeñito, pero cumplidor, justamente por interpretar no a un villano rumiando sus rencores, sino a un tipejo que en el fondo está asustado, muy asustado. Y a nadie le hace mal ver la estupenda anatomía de Mary Tamm como compañera del héroe, ehm. El cuarteto viene completo por Derek Jacobi como un falsificador que también está estupendo en un rol que parecía con mucha menor enjundia. Olvidable la banda sonora de Andrew Lloyd Weber (¡sí, joer, el tipo de los musicales "Jesucristo Superestrella" y "El Fantasma de la Opera"!)... y con eso estaríamos. O sea, sumando y restando, una peli discreta, pero ¡hey!, esto le da mil patadas a "El hombre de la pistola de oro", la entrega del superespía James Bond de ese mismo año, para mayor ignominia de la saga por aquellos tiempos rogermoorescos.

IDEAL PARA: Ver un thriller corrientillo de la época en que "thriller corrientillo" significaba que o era buena o no era.

VIDEOS.

-- Secuencia de créditos de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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