11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

miércoles, 19 de febrero de 2014

"Metrópolis" (1927).


-- "Metropolis". Alemania. Año 1927.
-- Dirección: Fritz Lang.
-- Actuación: Alfred Abel, Gustav Fröhlich, Rudolf Klein-Rogge, Fritz Rasp, Theodor Loos, Erwin Biswanger, Heinrich George, Brigitte Helm.
-- Guión: Thea von Harbou, sobre su propia novela, con aportes sin acreditar de Fritz Lang.
-- Banda Sonora: Gottfried Huppertz.

-- "Metrópolis" en IMDb.
-- "Metrópolis" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El futuro. Un futuro en que las computadoras pesan y miden como edificios completos y los aviones más avanzados son biplanos, pero en fin, un futuro sigue siendo un futuro. En la gigantesca metrópolis conocida de manera simple y apropiada como Metrópolis, hay una adecuada división del trabajo: abajo están los proletas, obligados a trabajar de sol a sol, o algo así porque allí donde están no llega el sol tampoco, lo que es bueno porque alguien tiene que hacer el trabajo servil, demonios, para que arriba estén los pijillos, que son lindos y tienen parques y mujerzuelas para recrearse y rascarse con comodidad todo lo que se llama el largo y ancho de las bolas. De pronto, el hijo del Amo de Metrópolis hace un descubrimiento: una puerta se abre, y aparece una mujer... ¡pobre! ¡harapienta! Pero con esa belleza propia de las heroínas jóvenes y pobres del cine (al revés de las de verdad, claro, que por algo el cine es fantasía e ilusión... además la novela la escribió una mujer, ¿vale?). Y el futuro heredero de Metrópolis queda extasiado en uno de esos raptos sentimentales tan... bueno... tan alemán, que aunque no crean, los alemanes tienen su corazoncito, y ahí es donde se les sale todo el paganismo y todo el Wagner y todo el Rammstein, ya me entienden. El caso es que nuestro joven héroe, que para algo es joven e indocumentado, desciende a los subterráneos de Metrópolis, al mundo de los obreros, y para investigar más sobre ellos (y para ver si puede mojar, también, porque las chicas de arriba serán más limpias y aseadas, pero también tienen toda esa incómoda y regordeta belleza '20s style) cambia lugar con uno. De esta manera descubre que la chica es una agitadora que congrega a otros obreros y les imparte doctrina comunista, pero como es la heroína, no llama a la sublevación social, sino a la paz, al corazón, a esperar al mesías, porque si hay algo que es gratis para los pobres, eso es esperar. Mientras tanto, el Amo de Metrópolis hace un descubrimiento: un científico loco que antaño pretendiera a la esposa del Amo (y por lo tanto a la madre del prota, y para hacer más interesante el culebrón, la mamá de la discordia está muerta) ha construido un robot femenino que va a reemplazar a la mujer. El Amo, porque es el Amo, joder, y que entre tanto se ha enterado que hay una agitadora dándole a las masas cosas tan nefastas como esperanza y deseos de vivir, diseña un diabólico plan por el cual el robot tomará la personalidad de la chica, y creará odio y discordia que le permitan imponer el estado de sitio, la dictadura, ¡¡¡EL ORDEN!!!, y es que ya saben, no se os puede dejar solos. ¿Conseguirá la parejita romántica unir fuerzas y transformarse en la esperanza y salvación de una Metrópolis fracturada por el maquinismo y la pesadilla de la lucha de clases? ¿Conseguirán impedir que los industriales y los obreros se vayan a las manos y surja una dictadura del proletariado? ¿Lograrán impedir el ascenso del Nazismo y el surgimiento del Tercer Reich...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Déjenme explicarlo con una anécdota. Thea von Harbou, la novelista/guionista, y Fritz Lang, el director, eran mujer y marido. Cuando a la vuelta de algunos añitos de "Metrópolis" llegó Hitler al poder, von Harbou se convirtió en una colaboradora entusiasta del régimen, y Lang salió escopetado a seguir su carrera fílmica en América (para irritación del Führer, que adoraba "Metrópolis" como una de sus pelis favoritas). Esto explica una serie de ambigüedades dentro de "Metrópolis", que son remarcadas hasta el día de hoy. ¿De qué se trata "Metrópolis"? ¿Es una peli revolucionaria y de denuncia, acerca de la deshumanización de la tecnología y de que los pobres no pueden esperar, o es una peli conservadora que llama a la aceptación del orden social porque, bueno, es el orden social, y con sus injusticias y todo funciona y todo...? No hay respuestas fáciles para eso, y quizás sea el espectador mismo el llamado a rellenar estos, ehm, vacíos ideológicos. "Metrópolis" es una peli convulsa porque es producto de un tiempo y un lugar convulsos. La Alemania post-1919 era un país derruido moralmente y quebrado en lo económico, víctima de una hiperinflación que se comió el patrimonio de todo el mundo excepto de los junkers con tierras, y enormemente desconfiada en esa cosa que traían las potencias vencedoras y que se llamaba, bueno, "democracia". En ese caldo de cultivo floreció el cine expresionista alemán, uno que refleja el notorio estado de alienación de los alemanes respecto del mundo, y que encontrará su máxima expresión en "El gabinete del Doctor Caligari". Al final de ese camino que corre entre el expresionismo y el surrealismo está "Metrópolis", una peli gigantesca no sólo porque el título sea "Metrópolis", sino también por el elevadísimo presupuesto para la época (ajustados los valores monetarios según la inflación, cabe pensar que podría ser la peli más cara de la Historia, incluso por sobre "Avatar", porque rodarla igualita y con la técnica de ese entonces ahora costaría unos 300 millones de dólares o más), los efectos especiales de avanzada, la estética que pesa como un plomo sobre toda la producción cinematográfica posterior, el argumento sinuosamente ideológico, etcétera. Este mastodonte fílmico fue vastamente incomprendido en su época: duraba dos horas y media, lo que para los estándares de la época (pelis de 60-90 minutos) era casi una excursión hacia la locura, en Estados Unidos le recortaron toneladas de metraje (ésa fue la versión que sobrevivió, lo que ha hecho de reconstruir la "Metrópolis" original un quebradero de cabeza), y sus conceptos revolucionarios y de avanzada fueron demasiado extraños para su tiempo (Isaac Asimov comenta haberla visto en 1939, y dijo de ella que parecía "haber sido filmada en la Edad de las Tinieblas y me la pasé abuchéandola todo el tiempo", aunque después tuvo que tragarse sus palabras). "Metrópolis" fue un fracaso colosal, y el responsable de que durante cuarenta años el Cine de Ciencia Ficción fuera visto como un género menor y poco rentable, adecuado sólo para mostrar hormigas y tarántulas mutantes (¿qué hubiera pasado si los epics históricos hubieran fracaso y "Metrópolis" triunfado? ¿Habríamos tenido a Cecil B. DeMille rodando épicas fantasías espaciales en vez de "Sansón y Dalila" y "Los diez mandamientos"...?). Todo eso mientras los cineastas la veían a conciencia y le robaban ideas impunemente (nadie me quita de la cabeza que "2001: Una odisea del espacio" de Stanley Kubrick le debe mucho en su apartado estético a "Metrópolis", convenientemente adecuado a los tiempos claro está, y de las influencias desde la escena en que Darth Vader usa su armadura por primera vez en "La venganza del Sith" hasta el videoclip "Believe" de Elton John, ya ni hablemos). En 1984 hubo una discutidísima restauración a cargo de Giorgio Moroder, que consiguió lo que parecía imposible: transformar a "Metrópolis" en una fantasía campy más parecida al "Batman" televisivo de los '60s (pero con soundtrack electroochentas) que a una venerable reliquia del cine mudo alemán. Hay otra restauración del 2002, con la imagen muy lavada y nítida, y con la banda sonora original de Gottfried Huppertz (que entretanto se perdió y fue reencontrada, al mejor estilo guagua perdida de la teleserie), que le hace mucha más justicia a lo que debió ser originalmente (si van a hacerse con una copia de "Metrópolis", prefieran ésta a la de Moroder), porque aunque "Metrópolis" es muda, le diseñaron igual una banda sonora para que, bueno, era la tecnología de la época, un pianista la interpretara en vivo mientras la estaban proyectando, con indicaciones cada tantos compases sobre qué nota debía coincidir con qué diálogo para que no se apurara o retrasara (eso ayudó mucho a intercalar escenas perdidas y recuperadas en la restauración del 2002). Quizás siempre nos quedaremos con la espina de saber cómo era la "Metrópolis" original de verdad y cómo la vieron los espectadores de su tiempo, pero estamos cerca de ello. Porque "Metrópolis" se lo merece.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Junto con "Lo que el viento se llevó", "Casablanca", "El ciudadano Kane" y otro puñado más, "Metrópolis" integra el selecto club de pelis que deberían ser consideradas lo mejor de lo mejor de todos los tiempos. Es con mucha probabilidad la mejor peli de Ciencia Ficción de todas, es un ambicioso discurso social, y estéticamente es la peli de referencia para cualquiera que haya querido reflejar una megápolis en el cine ("Blade Runner" de Ridley Scott, las escenas en Coruscant de "El ataque de los clones" y "La venganza del Sith" de George Lucas, la megalópolis de "Equilibrium"... la lista es interminable). Por supuesto que hay algunas cosas que han envejecido lo suyo. Los cánones de belleza de 1927 no son los mismos actuales, así es que nos cuesta comprender el arrobamiento que experimentan los personajes enamorados por ejemplo. La banda sonora, por su parte, es buena, pero está al uso de lo que era la música modernista de esos años y no es a lo que estamos acostumbrados gracias a ese neoclásico que es John Williams. Pero otras no. Los efectos especiales, por ejemplo. Es para verlos y quedarse con la boca abierta, cómo con los primitivos medios del cine de ese entonces consiguieron crear imágenes tan impactantes como las que se ven. "Metrópolis" es sin lugar a dudas una de las pelis más colosales que se ha rodado jamás, con el añadido de que esos gigantescos escenarios son reales, o al menos en las tomas panorámicas son maquetas diseñadas hasta en los menores detalles, no fabricados por CGI como en la actualidad.

-- La parábola social. Como decíamos en su minuto, la peli es terriblemente ambigua en este sentido. Ya de entrada nos lanzan en un cartelito la frase clave: "entre el cerebro y la mano debe mediar el corazón". La peli describe la terrible opresión de los aristócratas industriales por sobre la población obrera, y uno como que les da la razón para sublevarse, pero cuando se sublevan no son los jovencitos heroicos e idealistas del cine de Hollywood "rebelión contra el tirano", sino una chusma torpe e iracunda que amenaza con destruirlo todo... incluso a ellos mismos y sus propios hijos. ¿Moraleja? Es mejor sufrir la tiranía que rebelarse para acabarla. Al final, no creo que sea un gran spoiler esto, la cosa acaba de manera bastante conciliadora, en lo que podemos suponer va a ser una feliz socialdemocracia industrial o algo así. Para ayudar más al revoltijo, tenemos dejos de mesianismo por el camino (el Hijo del Amo de Metrópolis ayudará a componer la paz social, como un Hijo de Dios bajado desde las alturas hasta el mundo obrero), referencias bíblicas a tutiplén (la Torre de Babel como símil de Metrópolis, mencionada expresamente en una de las secuencias más líricas de la peli), alegorías paganas (el científico loco en realidad no es exactamente un científico sino una especie de alquimista medieval que hace sus investigaciones sobre arcaicos palimpsestos en paralelo a la gran investigación mecánica "moderna" que ha creado a Metrópolis en primer lugar), y un largo etcétera que contribuye a hacer más ambiguo y confuso el mensaje, y en definitiva, para que cada uno vea lo que quiera ver. Resulta interesante observar que esta irresolución ideológica, que sería un defecto en una peli promedio, acá gracias a la riqueza de matices conceptuales se transforma en una baza a favor: es una peli sobre la que se puede discutir, filosofar y cogitar a destajo (idealmente al lado de una botella de cerveza, como buen filósofo de bar). O de como muchas veces las pelis de rebelión social, con un trasfondo más simple y esquemático, nos dicen que las soluciones a las crisis sociales son más simples que en la realidad, lo que por supuesto no es así. Parece claro que en el guión original no hay una crítica social propiamente tal, ya que todo se arregla tan rápido y fácil, pero Fritz Lang se encarga de crear imágenes tan poderosas y evocadoras, que consigue sacarle todo el jugo al drama social. Debe haber quedado profundamente chasqueado Lang de que Hitler se haya fascinado con el colosalismo de la ciudad y sus Menschmaschinen sin mucha identidad más allá de un número, cuando en realidad Lang quería hacer una denuncia de la deshumanización y no una apología de ella (¿lo dudan? Echenle un vistazo a "El testamento del doctor Mabuse" por ejemplo). En fin...

-- La imaginería. Hemos hablado de esto, pero insistamos más, que se lo merece. "Metrópolis" es una peli que cuida su estética hasta los menores detalles. ¿Notan ustedes que las perillas de las puertas están a una altura terrible y los personajes deben levantar los brazos para abrir las puertas? Eso es a propósito, para denunciar el pigmeísmo de los personajes frente a una ciudad que literalmente se los come vivos. La escena de la Máquina M o Máquina Moloch, con la gigantesca caldera devenida en un ídolo pagano tragándose a los obreros esclavos, es perturbadora incluso hoy (homenaje fugaz al "Cabiria" de 1914, vale, pero aún así). Y qué mejor manera de mostrar la maquinización de la vida, que un reloj con minuteros y segunderos... con las horas numeradas con el sistema decimal, del uno al diez. Y ni hablar de la cantidad de veces que se ha copiado la escena de los biplanos circulando entre los edificios. Dice mucho de esta peli que ha sobrevivido con enorme dignidad a todos los parásitos que se han lanzado a plagiar sus ideas y logros visuales como locos, y que aunque avejentada por las imitaciones, sigue teniendo un enorme punch visual incluso hoy.

-- "Metrópolis" también tiene el honor de presentar el primer robot del cine. Aunque no tiene nombre (en la novela es llamada indistintamente Futura o Parodia, pero en la peli no se menciona), tiene miga que ese primer robot sea una chica. Y en muchos sentidos, "Metrópolis" presenta también la primera historia del cine con la temática de "la rebelión de los robots contra los humanos", cuando el plan del Amo de Metrópolis se le escape de las manos y amenace con llevárselo todo por delante.

-- La peli también tiene no pocas implicaciones freudianas, que le aportan también una textura bastante retorcida a la trama. Repasemos. El científico loco y el Amo de Metrópolis han amado a la misma mujer (la madre del prota, que convenientemente ha fallecido antes de la peli), y el científico loco ha construido una robot que la sustituya. El Amo de Metrópolis ordena entonces que la robot suplante a la chica a la que quiere su hijo. Lógicamente, hay una escena en que el Amo de Metrópolis está con la robot, y el chico los ve. Pero no sabe que ella es un robot, así es que cae en shock al descubrir (al creer descubrir, mejor dicho) que la chica a la que ama está con su padre. Freudiano, ¿eh? Y recuerden, esto lo escribió una mujer simpatizante nazi, para hacerlo todavía más retorcido si es que cabe.

IDEAL PARA: Ver un clásico absoluto de la Ciencia Ficción y del cine en general.

VIDEOS:

-- Un trailer moderno de la peli, o mejor dicho, de una de sus versiones chulorrestaurás [en inglés, sin subtítulos].



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